El realismo es un movimiento literario que surge en la segunda mitad del siglo XIX de la mano del paradigma positivista, con la idea de que la sociedad, al igual que la naturaleza, puede ser estudiada en forma objetiva. Se trata de una corriente que nace en respuesta al romanticismo imperante desde finales del siglo XVIII, en el que se privilegiaban los sentimientos y emociones de los poetas antes que entendido como el mundo de las cosas tal como es revelado por la ciencia.
El género predilecto de estos escritores fue la llamada novela burguesa, en la que a través de la supresión de los signos del yo y de la descripción exhaustiva de los ambientes, psicología y herencia de los personajes pretendían dar cuenta de la complejidad históricopolíticosocial, centrados en la historia y conflictos de la burguesía. Pese a ser una corriente literaria originada en España, fue en Francia donde tuvo su mayor desarrollo e importancia, siendo los principales escritores realistas del siglo XIX Stendhal, Balzac y Flaubert.
Erich Auerbach publicó en 1946 su libro Mímesis. La representación de la realidad en la literatura occidental, en el que entiende al realismo y a su evolución como el desarrollo de la representación occidental del mundo con tendencia a la mímesis, es decir, la imitación verbal de una acción. Esta representación se va complejizando en su forma a medida que se desarrolla una conciencia histórica, política y social del mundo, complejización que culmina para este autor en 1927, año en que se publican simultáneamente novelas de Woolf, Joyce y Faulkner. Auerbach sostiene que en estas novelas el perspectivismo llevado al extremo se muestra como única posibilidad de conocer el mundo, con lo que triunfaría el subjetivismo.
cambia radicalmente el paradigma de pensamiento. Filósofos como Barthes en su segunda etapa, Foucault, Derridá y Ricoeur entre otros, a quienes generalmente la crítica agrupa bajo el nombre de postestructuralistas, advierten que todo es discurso, que lo real es inaccesible y la percepción que de ello tenemos está mediada por el lenguaje. A finales de 1960 y principios de 1970, Roland Barthes en su estudio sobre lo verosímil pone en cuestión la existencia misma de los hechos. Propone el concepto de ilusión referencial para tratar, en forma crítica, cómo se construye el discurso histórico aparentemente objetivo. Para este autor, esa aparente objetividad es resultado de una operación de enunciación: al eliminarse los signos del enunciante no queda nadie que asuma el enunciado. Y es la misma operación la que hacen, en la literatura, los realistas del siglo XIX. Barthes sostiene que tal objetividad no es posible, ya que parte de la idea de que no existen hechos en sí mismos que puedan ser recopilados por un historiador, hechos extrínsecos y objetivos, sino que siempre están mediados por el discurso.
Este autor pone en cuestión la existencia misma del referente, de una realidad extradiscursiva. De esto surge la noción de efecto de realidad, entendido en tanto que la realidad es un significado no formulado que se protege tras la idea del referente: la realidad no es algo que está ahí, fuera del lenguaje, sino que es algo que existe por y para el lenguaje. Una reflexión interesante sobre el tema es la que desarrolla Lev Manovich, ya no desde la teoría literaria o desde la filosofía, sino en tanto especialista en nuevos medios de comunicación. Respecto a la creación de imágenes virtuales, creadas no de la forma tradicional de la fotografía, donde rige el imperativo barthesiano de eso ha sido, sino en forma enteramente digital. Manovich plantea que
se ha producido una reformulación en la forma de entender el realismo: ya no como representación de la realidad, sino ahora como representación de la representación. No se busca imitar la realidad, sino que lo que se imita es la realidad tal como es representada normalmente por las fotografías, por lo que él lo denomina realismo fotográfico.
A partir de estas discusiones que han tenido lugar a finales del siglo XX, en este nuevo siglo ha vuelto la cuestión del realismo al centro del debate. Los críticos se preguntan sobre el alcance y la vigencia de la noción de realismo, si es adecuada para dar cuenta de las nuevas producciones literarias o sí es necesario formular nuevas categorías. Esta es una pregunta que aún no tiene una respuesta satisfactoria, ya que es lo que se está discutiendo en la crítica literaria en la actualidad.
Escritor: Aizenberg Florencia
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