¿Qué es empleabilidad?
Estamos en un mundo en el cual la creación de las redes sociales, redes de trabajo, contactos, Facebook, Twitter, Linkedin son herramientas que potencian mucho más nuestra imagen pública, la imagen que nuestro futuro empleador quiere ver en nosotros. El cambio desde la Era de la Revolución Industrial a la actual Era de la Información ha sido progresivo, cada vez más rápido, por lo cual a veces no espera a que las personas piensen en sus verdaderos gustos, en la pasión que los mueve, el real motivo por el cual trabajar; en definitiva, disfrutar y amar su trabajo, no solo por el salario a fin de mes.
En un mundo en que cada vez más, se busca el elemento “Kaizen” (para los Japonés, el de “mejora continua”), en que las organizaciones han ido pensando en cómo mejorar las habilidades sociales de los trabajadores por medio de capacitaciones, charlas, seminarios, etc. Con esto se llegan a varias conclusiones, entre las cuales hablan acerca de la necesidad de gestionar mejor los tiempos en la vida personal, dar espacio para el esparcimiento, la concentración de fuerzas productivas en determinadas áreas del trabajo en sí.
En las fases previas, es decir, en la empleabilidad, (cuando la persona está en etapa de selección y/o postulación) la formación, el titulo profesional es relevante e importante, probablemente, en el entorno de la administración pública pero no lo es ni aportan por sí mismas valores diferenciales entre diferentes candidatos a una posición profesional determinada (se determinan muchas veces por otros factores vistos en las entrevistas personales). En este momento es necesario disponer, de conocimientos y capacidades técnicas, y de una serie de características o competencias (muchas veces llamadas “blandas”), que al mismo tiempo permitan al individuo integrarse adecuadamente en una organización determinada.
En la actualidad, en que existe una gran competencia en el mercado del trabajo, las organizaciones que siguen contratando intentan identificar los estilos personales de cada candidato al puesto a conseguir, su forma de relacionarse en los contextos formales e informales (habilidades sociales o habilidades blandas), de gestionar conflictos, de reaccionar ante momentos de estrés, etc. Estos aspectos de competencias y motivaciones, sumados a los factores que dependen estrictamente del mercado laboral (es decir, equilibrio entre oferta y demanda) y de las corrientes sociales (genero, edad, diversidad, etc.) hacen que la empleabilidad dependa tanto de factores que un profesional puede controlar como otros de carácter ajeno y en los que resulta muchas veces imposible de incidir (en los que el individuo solo puede o debe acatar ciertas circunstancias circunscriptas al contexto laboral que está viviendo).
La autoestima (en temas de la empleabilidad)
Podemos elaborar estrategias y ejecutar tácticas que nos gusten a todos. Antes o después, tendremos que enfrentarnos a personas, probablemente el aspecto más difícil de cualquier programa y proceso de coaching para los que no saben cómo enfocar su carrera profesional y encauzarla.
Las destrezas son vitales, sin duda. De todos los defectos que muestran quienes tienen mucho miedo al fracaso (tanto en la fase de selección como en la de ejecución de un empleo), es nuestro trato con los demás el que más nos incapacita. Al margen de lo bien que preparemos una determinada estrategia para cumplir ciertos objetivos relacionados con hacernos más empleables en el mercado laboral, si no se mejora la habilidad de comunicarse efectivamente, difícilmente se logre obtener el máximo de provecho de una experiencia satisfactoria de trabajo. Al perseguir nuestras metas y nuestros sueños, no podemos evitar a los demás.
En muchos sentidos, los demás son la meta tanto como el medio para alcanzarla. Sin embargo, son también nuestra mayor barrera. Sin habilidad para tratar con los demás, somos incapaces de interactuar eficazmente con personas que nos pueden apartar valores de todo tipo; en otras palabras, es imperioso llevarse “bien” con los demás y echar a andar nuestras redes de contactos, en esto de la empleabilidad.
¿Cómo progresar como empleado?
Y luego, ¿Qué viene?
Para los que tienen mucho miedo al fracaso, alcanzar sus metas dentro de una organización presenta, de inmediato, dificultades que van más allá de soportar a un mal jefe. En muchos sentidos, tratar con un mal jefe es preferible a no tener excusa para nuestra falta de progreso. Sin esas barreras, ¿a quién o a que culpamos vemos que los que están muy motivados para triunfar ascienden hasta la cima?.
La ultima parte ya está resuelta, y la primera –respecto a la seguridad y la confianza en el instinto- llegara con el tiempo, cuando empiecen a acumularse las pequeñas victorias. Pero ¿Qué hay de ser estudiantes perpetuos y buscar la respuesta a los problemas? Bien puede ser un ámbito que quienes tienen miedo al fracaso han descuidado, quizá porque perciben que la organización para la que trabajan no se merece su entrega intelectual en su totalidad.
Quizá esto sea verdad, lo cual significa que deberían buscar una organización que se lo merezca. De hecho, una de las primeras cosas que tienen que decidir al iniciar su camino hacia la consecución de sus metas es si están en la organización acertada. “¿Estás en la escalera adecuada?”, como diría Stephen Covey (Los Siete Hábitos de la Gente Altamente Efectiva, El Octavo Habito).
Si se llega a la conclusión de que la persona se ha equivocado de escalera, es decir, se ha equivocado en su elección laboral, entonces su primera investigación debería centrarse en buscar la organización adecuada, además de calcular cómo entrar en ella.
Escritor: Jorge Edo. Cornejo Vicuña