La ciudad nace junto a la civilización, así como la civilización nace junto a la ciudad, es por esto que la urbe le da sentido e identidad a la humanidad, pues es allí donde nace, evoluciona y se desarrolla. Es por esto que los curriculístas siempre han incluido el estudio de la ciudad en los programas de estudio de diversas asignaturas , entendiendo que conocer su historia es también conocer la historia del hombre. Sin embargo, la ciudad comúnmente se estudia sólo de manera teórica-conceptual, siempre entre cuatro paredes y escuchando la exposición del profesor de turno que hace referencia a Egipto, Mesopotamia, India y China, para luego llegar al mundo clásico y recordar las polis griegas o el mundo romano. Pero ¿Será esta la forma más adecuada de enseñar la importancia de la ciudad? Claramente la respuesta es no. Entonces ¿Cuál es la mejor manera de hacerlo? ¿Qué metodología sería la más óptima?
Actualmente vivimos en una sociedad del conocimiento (Roman:2005), donde el proceso de globalización y sus consecuencias han generado que la sociedad esté en constante cambio. La revolución tecnológica, a su vez, genera que nuestros alumnos convivan con diversos estímulos modernos, como lo son las redes sociales, los medios de comunicación y el uso de tecnologías como smartphones o tablets. Es por eso que no podemos enseñar la importancia de la ciudad a la vieja usanza, sino que por el contrario, debemos hacerlo adaptándonos a los tiempos actuales. Pero ¿Qué significa esto? Significa entender una nueva pedagogía, apegada al constructivismo, respetuosa de los diferentes estilos (Gardner:1994), constructora de aprendizajes significativos (Ausubel:1983) y potenciadora del descubrimiento propio del aprendizaje (Bruner:2012). Es por esto que hoy los estudiantes aprenden mucho más por medio de la experiencia y el descubrimiento que de otra manera, lo que les permite darle significado a lo que aprenden y así internalizarlo y no olvidarlo con el paso del tiempo.
Entonces, una manera de enseñar la ciudad es conociéndola, siendo parte de ella, apropiándose de sus espacios y desde allí generar el aprendizaje, “no nos hemos dado cuenta: la ciudad habla de arquitectura, de nuestras raíces, de personajes, de gastronomía” , por lo tanto nos enseña quiénes somos. Sin embargo, debe cumplir cierto propósito y objetivo educativo el conocimiento de esta. Jordi Borja plantea: “La ciudad es el producto cultural más complejo y cargado de significado que hemos recibido en toda la historia y que cada día construimos y destruimos entre todos. Esta complejidad no viene dada por la concentración de población ni por la magnitud de su actividad económica ni por ser sede de partidos políticos, sino por sus posibilidades de intercambio. Porque la ciudad no es sólo el espacio, sino que también es el conjunto de personas que viven en comunidad” . Desde este punto de vista y tomando en cuenta la sociedad moderna actual, egoísta, individualista, ansiosa de éxito y dinero, donde existe un deterioro de la convivencia social, que se hace visible sobre todo por el desigual acceso a las mismas condiciones de vida entre las personas que la componen, nos surge la propuesta de utilizar la ciudad como una herramienta pedagógica, como una gran aula, en donde se puedan forjar competencias ciudadanas, que propendan a la convivencia pacífica, la participación consiente bajo los valores de la democracia, respetando la diversidad y su entorno. De esta manera, podemos entonces estar hablando de una pedagogía social (Souto:2008), una pedagogía urbana (Colom: 1996), la cual se hace presente como una acción educativa que pretende la obtención efectiva de todos los derechos para todos los ciudadanos buscando la existencia de justicia social que redunde más tarde en el desarrollo de una ciudadanía participativa, activa, responsable y solidaria.
Es necesario que los jóvenes aprendan a vivir en comunidad, que dejen sus personalismos de lado y se apropien de sus destinos y participen activamente en su devenir. La ciudad para esto se transformaría en una plataforma de despegue que permitiría, mediante su estudio en terreno y compartiendo con el otro, en un catalizador de aprendizajes cívicos que repercutirían después en una vida en común armoniosa.
Bibliografía
• Román, Martiniano. “Sociedad del conocimiento y refundación de la escuela desde el aula”. Editorial EOS. Madrid. España. 2005.
• Gardner, Howard. “Estructuras de la mente. La teoría de las inteligencias múltiples”. Fondo de Cultura Económica. México D.F. 1994.
• Borja, Jordi. «Los desafíos del territorio y los derechos de la ciudadanía». Revista La Factoría, Nº 10, Barcelona, España. Octubre- enero del 2000.
• Souto, Pablo. “La ciudad educadora, un habitar cívico y pedagógico”. Revista a página da educasao. 2008 en http://www.apagina.pt/?aba=7&cat=181&doc=12746&mid=2
• Colom, Antoni. «La pedagogía urbana, marco conceptual de ciudad educadora», en Aportes N° 45, Ciudad Educativa y Pedagogías Urbanas, Revista de Dimensión Educativa, Santa Fé de Bogota. 1996.
Escritor: Adrián Rodríguez Pizarro