El chino, una lengua que hablan 1.200 millones de personas, pertenece al grupo de lenguas sino-tibetanas y se divide en una gran cantidad de dialectos, con diferencias tan grandes entre ellos como las que separan el catalán del castellano y del francés. Unos 800 millones de chinos hablan el dialecto de Pekín, o mandarín, mientras que la mayoría de los otros dialectos se sitúan en la costa del sureste, del Yangzi en Vietnam.
El chino es básicamente una lengua monosilábica y aislante. Es monosilábica porque cada sílaba es una unidad semántica en sí misma, si bien en la lengua hablada estas sílabas se puedan combinar entre ellas dando lugar a palabras bisílabas o trisílabas. Es aislante para que las palabras – la función gramatical de las cuales no es fija sino que depende de su posición dentro de la frase – no varían morfológicamente al funcionar como nombres, verbos, adjetivos o adverbios y pueden ser utilizadas sin ningún indicador de tiempo, número o género.
A lo largo de los siglos, el chino ha tendido hacia la simplificación fonética, reduciendo progresivamente el número de sílabas posibles: el mandarín sólo tiene 420, mientras que, por ejemplo, nosotros n’emprem 8.000. Esta indiferenciación creciente, que multiplicó los homófonos e hizo aparecer los tonos, inclinó la lengua hablada hacia los polisílabos y la apartó, por tanto, de la lengua escrita, que conservó una extraordinaria concisión.
Hoy en día, la distancia que separa el chino hablado de la lengua escrita clásica es similar a la que aleja las lenguas románicas del latín.La escritura china está compuesta por caracteres, que son el segmento más pequeño del enunciado que aún conserva sentido propio, y que responden siempre a una sílaba ya una palabra. Si bien en chino hay pocas sílabas, en un diccionario se pueden encontrar más de 45.000 caracteres: el ojo distingue en el escrito lo que resulta homófono para la oreja.
La principal dificultad en el uso del diccionario proviene del hecho de que la catalogación está basada en radicales y no en la ordenación alfabética.Un problema importante que plantea esta escritura es el de la transcripción de las palabras extranjeros: de hecho, la gran barrera que ha separado China del mundo exterior no ha sido la Gran Muralla sino su escritura; ninguna influencia ha podido implantarse en China sin volcar previamente sus conceptos básicos en el molde de los significados preexistentes de los caracteres chinos.
De ahí le viene a China su extraordinaria capacidad para sinitzar todas aquellas corrientes extranjeras, sea budismo o sea marxismo, que lleguen a cuajar en su universo cultural.La escritura china, aparecida relativamente tarde, surgió con los Shang, hacia el 1500 aC, hizo sus primeros pasos en los huesos y caparazones oraculares: a diferencia de los sumerios, los chinos no inventaron la escritura para llevar las cuentas sino para hablar con los dioses, y esta diferencia entre unos orígenes prácticos y unos mágicos, marcaría toda la evolución posterior de estas dos tradiciones.
Si por un lado los caracteres chinos conservarán un aura sagrada, la ausencia de un alfabeto obligará a la creación de sistemas complejos para archivar.Un carácter ocupa siempre el mismo espacio y se forma por la combinación de una serie de rasgos fundamentales, de número variable, que puede ir desde 1 hasta cerca de 70 y que hay que escribir siempre en un orden estricto.
En chino clásico los caracteres se alineaban de arriba abajo y de derecha a izquierda.Aunque algunos caracteres chinos tienen un origen pictográfico (pictogramas, indicadores o agregados lógicos), como en todas las escrituras, el proceso de formación de los caracteres hace que la mayoría de ellos sea una combinación de un componente semántico, el radical y un fonético. De hecho los caracteres pictográficos son sólo un pequeño porcentaje del total, mientras que más del 95% son de tipo compuesto.
China ha sido una civilización más escrita que oral. Después de escribir muchos siglos con tinta, pinceles sobre seda y tiras de bambú, las necesidades del estado burocrático chino llevaron al invento del papel en el siglo II y de la imprenta en el siglo VIII, y favorecer la intensa circulación de papel moneda a finales de la Edad Media. El desarrollo del estado burocrático chino estimuló el énfasis en la palabra escrita mientras que el culto al escrito favorecía el crecimiento de la burocracia.La escritura china ha proporcionado a China una continuidad en el tiempo – permitiéndole recuperar su pasado literario mucho mejor que en nuestro caso y dando, por tanto, un peso mucho mayor a la Tradición – y una unidad en el espacio – permitiéndole una comunicación continua entre dialectos muy diferente y favoreciendo, por tanto, una permanencia única del aparato del estado.
El enorme impacto cultural de China sobre los mundos de su entorno se demuestra en la adopción de los caracteres chinos por parte de lenguas de troncos lingüísticos diferentes como son el japonés y el coreano.El arte de la escritura ha sido siempre muy importante en China y esto explica la gran importancia que tienen la caligrafía y sus múltiples estilos, fijados ya en tiempos de la dinastía Han y que evolucionaron desde los caracteres Shang a partir del estilo del Gran Sello, la escritura de los funcionarios, la escritura regular y la cursiva hasta llegar a la escritura de hierba.
Este mundo del escrito era el terreno común de todos los letrados funcionarios, diestros siempre con el pincel, tanto si se trataba de escribir como de pintar. Todavía hoy una buena caligrafía sigue siendo una marca indiscutible de prestigio, mientras que la importancia del escrito impregna todas las manifestaciones del mundo chino.
La importancia artística de la escritura es bien evidente en su presencia integrada en las pinturas, mientras que su peso social se deriva de la importancia del escrito en la promoción de los individuos, a través de los exámenes, basados en un perfecto conocimiento los Clásicos. Incluso antes de la imprenta la impresión tradicional a partir de estelas de piedra-l’antecedent más claro de las modernas fotocopias-proveyó a los estudiosos chinos de una fuente inexaurible de sus textos tradicionales.
El lenguaje clásico chino, con su extraordinaria concisión, proporciona a la creación poética china una herramienta excepcional, que adquirirá una de sus características más destacadas en aplicar a la poesía técnicas pictóricas de evocación del espacio. Por otra parte, el ritmo interno de los caracteres chinos ha tenido una influencia inequívoca sobre la pintura contemporánea del mundo occidental.
Autor: Wang Jung
Los comentarios están cerrados.