Cuando hablamos de política hoy día pareciera que vamos a hablar de la campaña electoral, de votaciones y de partidos políticos, evidentemente estas cosas están dentro del ámbito político, pero no son lo esencial de éste. La palabra política viene del griego clásico polis voz que hace referencia a las Ciudades-Estado que había en la península Helénica en la antigüedad, allí lo político era entendido como todo lo relacionado con la vida en estas polis y la búsqueda del bien común para las mismas, lo cual estaba ligado a la cuestión ética. Vale decir para los griegos no podía buscarse el bien común, sin una integración de la acción ética y de la acción política.
Ahora bien, el término obviamente ha sufrido cambios en sus connotaciones a través de la historia. Si revisamos en los albores de la modernidad, el pensador Nicolás Maquiavelo da un giro a esta visión de la política como simple administración en búsqueda del bien común, en su obra más conocida: El Príncipe de 1513, nos dice explícitamente que la política se preocupa del poder, efectivamente, de como alcanzar y mantener el poder. Otro punto importante a destacar es que Maquiavelo separa la ética de la política, situación por la cual suele ser criticado, apuntando a que defiende la inmoralidad en el actuar político. No obstante, sin entrar en detalles del planteamiento maquiavélico, lo que debemos destacar es que hizo que la política fuera una disciplina independiente, lo que permitió sistematizar y perfeccionar su estudio.
Entonces, ¿Qué significa política? La política está relacionada con la vida social, con nuestras prácticas, y aunque teóricamente es una ciencia aparte de la ética, estas disciplinas se complementan. La política no es sólo hacer campañas, ganar elecciones o militar un partido político, sino que tiene que ver con nuestras costumbres, usos sociales, con los temas que destacamos y discutimos en el orden de la práctica social. Es precisamente el modo en que administramos nuestras propias polis, nuestros Estados, lo cual no se reduce a un simple quehacer de los “políticos”, es un quehacer de todos como ciudadanos, porque como ya afirmó Aristóteles: el hombre es un zóon politikon, es decir un animal político. Y el poder es un tema importantísimo para entender como se manejan las cuestiones políticas.
Por otra parte, mucho podemos criticar de la democracia ateniense, era machista y clasista por ejemplo, sin embargo algo que lamentablemente nuestras sociedades contemporáneas no han sido capaces de cuidar de sus democracias es la participación ciudadana en éstas, si bien pocos eran los que clasificaban como ciudadanos en la Grecia antigua, éstos tenían una vida activa en lo que era la discusión y resolución de los temas concernientes a su polis. Actualmente creemos que nuestra práctica política sólo se reduce a votar, votar es una forma de practicar nuestra ciudadanía, pero no la única.
En una sociedad como la chilena, y en general en cualquier sociedad, es necesario que nos eduquemos políticamente, por ende se hace urgente que vuelva a estar la educación cívica en los programas de la educación formal y obligatoria. Hay mucho que podemos aprender si sabemos de política. Y es preciso aclarar que no se trata de educar según una doctrina política, precisamente no se trata de adoctrinar, sino del estudio de la política y éste tiene que ser crítico y reflexivo, por eso considero importante tomarlo desde la filosofía política o de la ciencia política, para revisar los aspectos históricos, culturales y filosóficos, tratando los grandes tópicos: ¿Cómo se origina la sociedad?, ¿La sociedad es natural al hombre o es artificial?, ¿Cómo se ejerce el poder?, ¿Qué es la propiedad privada?, ¿Qué son los derechos y los deberes?, ¿Por qué existen las leyes?, entre otros. Si nos fijamos bien podemos ver que son planteamientos que a todos nos interesan, porque son visiones del mundo y marcan el como nos desenvolvemos en él.
Cabe señalar que un estudio de la política, tendrá que recurrir a nociones éticas, jurídicas, sociológicas, antropológicas y filosóficas. Existirán diferencias siempre en las posturas que decidamos tomar, pero un diálogo fructífero puede darse cuando está a la altura de ideas claras y bien fundamentadas. Además nos ahorraríamos muchas discusiones sin argumentos, más pasionales que racionales, llenas de ignorancia, prejuicios y resentimiento, que es en lo que lamentablemente se vuelven las discusiones políticas y valóricas en general. Sabríamos también porque se simpatiza con un partido o con otro, y las campañas políticas se verían obligadas a pasar de campañas de marketing, como son en la actualidad, a verdaderas campañas de ideas y proyectos. En conclusión, por estas razones es que es necesario aprender de política, para saber el origen de los planteamientos, y para saber realmente que tipo de sociedad es la que queremos tener y como deberíamos trabajar para conseguirla.
Escritor: Camila Cárcamo Lobos