ACTUAMOS POR DESESPERO, COMPLACENCIA O TENEMOS UN PROYECTO QUE MEJORE LA CALIDAD DE VIDA DE NUESTROS HIJOS CUANDO SEAN BACHILLERES.

Nuestros hijos no miden las circunstancias futuras, viven de la inmediatez o lo que persiguen sus amigos, familiares o adolescentes del entorno que frecuenta o que observa ya sea de forma esporádica por el mundo cada vez más globalizado de los medios de comunicación listos a vender ideas ficticias que no encajan con los perfiles individuales y hasta familiares de nuestras comunidades colombianas.

Tener un grado de bachiller es un logro; pero a su vez es una preocupación de pronto familiar o para los graduados. En el afán, tratamos sin tener una brújula que oriente ese verdadero norte y en forma no planificada sino desesperada o complaciente con nuestro hijo de que goce de un mundo capitalista superficial ya sea trabajando, no sabemos en qué entorno o de pronto estudiando sin saber si esa es la ruta adecuada para llegar al destino que le permita triunfar. Nos falta madurez. Dejamos que el entorno relativista nos absorba a su voluntad. Es el momento de reflexionar y dedicar más tiempo desde la familia y en nuestras escuelas sobre el futuro de estos adolescentes que serán la transformación ojalá positiva de nuestra sociedad.

Escritor: Gerardo Lozano Tovar