zonas con mayor crecimiento económico y una alta división del trabajo» .Desde finales del siglo XVIII y acentuándose en la primera década del siglo XIX, se inicia un desplazamiento de los campesinos hacia la ciudad de Pamplona. Este desplazamiento se debió a la presión de los terratenientes que expulsaban con frecuencia a los campesinos que habitaban cerca a sus propiedades y a la cría de ganado menor que fue sustituyendo la labranza . Esta situación dinamizó el comercio de bienes raíces que en su mayor parte pertenecía a las instituciones eclesiásticas, el gobierno local y las familias terratenientes.
Bienes Rurales 1810 en la ciudad de Pamplona, encontramos que los terrenos más negociados fueron los rurales, es decir tierras por fuera de los limites urbanos de la ciudad, incluso podían estar ubicados en poblaciones cercanas. Estos terrenos obtuvieron un monto de 90.807 pesos oro, es decir un 49% más que los bienes urbanos cuyo monto fue 45.755,2 pesos oro y patacones .
Dentro del gran total de bienes rurales vendidos el 18% pertenecían a 5 familias que vivían en la ciudad de Pamplona, las cuales negociaron entre sí con una frecuencia del 60%. Las haciendas registradas en esta década en total son 10, el 50% pertenecía a dos de las anteriores familias, el resto pertenecía a particulares y sólo una de las propiedades pertenecía a la orden de Santo Domingo. Tres haciendas se especializaban en cacao; siete tenían ganado mayor con bueyes, yeguas, reses y pollinos, ganado menor (ovejas), dos haciendas incluían cultivos de pan coger (garbanzos, frijoles negros y blancos). La inversión total sobre las haciendas fue de 16.861,4r.pesos oro .
Buena parte del abastecimiento de cacao (aunque el auge cacaotero había cesado, debido a los productos marabinos) y plata enviados a Pamplona dependía de las estancias que se encontraban en las tierras templadas de Chopo (actual Pamplonita), Bochalema y Chinacota; aunque, la compra-venta de las 20 registradas, sólo alcanzó un monto de 4.480 pesos oro. Aun así, la estancia de ganado mayor, paso a ser la unidad productiva dominante en el oriente, durante la primera mitad del siglo.
El valor de cada pedazo de tierra negociado en Pamplona oscilaba entre los 10 y los 200 pesooro, el año en el que menos se negociaron estos terrenos fue en 1802 representado una pérdida del 80% con respecto al año anterior, el de mayor actividad fue el de 1808, es decir, hubo una leve recesión económica superada al final de la década. El monto total que alcanzó estos bienes en la década fue de 70.807 pesos oro.
Es probable que un sector de la población mestiza presionara la venta de tierras sin uso dentro de las estancias y las haciendas aumentando la población productiva y fortaleciendo la economía agraria por el sistema de minifundios o “pedazos de tierra”, como aparece en el registro notarial, cuyo “capital invertido en ellas era de baja cuantía” . De hecho el 18% del total, no tenía ninguna actividad productiva.
Por otra parte la mano de obra esclavizada era de suma importancia para la valorización de las haciendas y las estancias. Se calcula que por cada arboleda de cacao trabajaban 6 hombres y de ellos 3 aproximadamente, podían tener una familia con un promedio de 2 hijos, es decir, el número aproximado de habitantes en las unidades productivas era de 14 a 17 esclavizados, de los cuales un máximo de 4 eran niños entre los 0 meses y los 10 años. La inversión en la provincia de Pamplona para adquirir esta mano de obra ascendió a 25.012,8 pesos oro y patacones, para un total de 141 personas. En cuanto a la manumisión habitaban en la ciudad de Pamplona 14 personas, fueron liberadas poco menos del 10%, es decir, seis se libertaron pagando un monto de 515 pesos oro con 200 patacones, los ocho restantes tuvieron como condición servir en la casa hasta que muriera el patrón*.
Bienes urbanos En la ciudad de Pamplona hubo una marcada tendencia por adquirir solares o lotes con fuentes de árboles y arroyos, de parte de los productores campesinos de semi-manufacturas. A su vez tenían animales de los que extraían materia prima como el cuero, leche, mantequilla, quesos, etc. En estos predios mantenían sembradíos especialmente de hierbas aromáticas y hortalizas. Sembraban algunos cereales como el maíz y el trigo, que eran enviados a procesar en los molinos de la ciudad (habían 2 que funcionaban por medio de acequias de agua extraída del rio Pamplonita) o en una población cercana Mutiscua. Las poblaciones de la provincia fabricaban con esta harina de trigo, bizcochuelos, colaciones y ponqués producidos especialmente en Chitaga. La producción de estos productos fue favorecida por la creciente demanda de los distritos mineros de Antioquia.
lote, se realizaba mayormente entre artesanos puesto que la actividad desarrollada por ellos requería en la mayoría de los casos espacios abiertos para trabajar productos como el hierro y algunos inventos de maquinas mecánicas, como la moledora de café . En cuanto al comercio de estos bienes en los límites de Pamplona, el 51% de las ventas totales, representan solares o lotes. La curva económica trazada para la década de 1800 a 1810, muestra una fuerte fluctuación entre 1800 año en el que menos se negocio estos bienes urbanos, mientras que el año de 1801 es el de mayor compra y venta. No obstante en todo el periodo se mantuvo un nivel de ventas medianamente estable.
En las calles dedicadas al comercio especialmente en la Calle Real, las casas eran de dos plantas para cumplir con la función de hospedaje de la población comerciante y los distintos funcionarios que llegaban con sus familias y almacén de abastos donde vendían al por mayor. En 1807 el comercio de todo tipo de casas alcanzó el monto máximo de las negociadas en la década. En 1804 hubo una proliferación de tiendas de artículos suntuosos, cuyos propietarios podían ser la iglesia o familias pudientes .
Comparando la actividad económica que hubo entre los bienes rurales y los urbanos encontramos que para 1801 el campo había ganado el 85%, mientras que 1804 es el repunte máximo de la ganancia para los bienes urbanos con un 400% mientras que el campo perdió en ese mismo año un 60% con lo cual queda demostrado que ese año fue de alta inmigración. No obstante encontramos un posible retorno de campesinos entre 1806 y 1807 puesto que el campo gano un 300%. Para 1808 la ciudad recupera un 300%, probablemente derivado de las ganancias del campo, puesto que la inversión se reflejó en tiendas y molinos que ocuparon el 87% de las ventas. El gran total para los bienes urbanos en la década fue de 45.755,2r pesos. Censos Toda esta actividad comercial, dio lugar a censos o préstamos de instituciones religiosas como era el convento de Santa Clara fundado por Doña Magdalena de Velasco hija de Don Ortún de Velasco, uno de los fundadores de Pamplona. Estas instituciones facilitaban la circulación de dinero o principal.
En Pamplona el dinero o principal, era solicitado a censo con respaldo de hipoteca; los terrenos con actividades productivas o arboledas de cacao eran suficiente garantía, aun después de morir el deudor. Los censos estaban grabados con una tasa de interés del 3% al 5%. La entrega de los mismos se hacía en un plazo mínimo de dos años y un máximo de once. El dinero solicitado no se entregaba completo, tan solo la tercera al principio. En la mayoría de los casos se entregaba un porcentaje inicial del 35% al 42% aproximadamente.
Por otra parte la obligación en el pago del diezmo, la donación de bienes y capitales, permitió a las instituciones religiosas acumular dinero, por tanto la cifra global acumulada sobre la recaudación en la primera década del siglo XIX fue de 28.329,5 pesos oro y patacones. Los préstamos otorgados ascendieron a 27.504 pesos oro cuya ganancia neta fue de 24.596 pesos oro. La institución que más presto fue la hermandad de San Pedro con un aproximado de 6.000 pesos.
La institución religiosa que menos prestó fue la cofradía del amo sacramento con 200 pesos oro . Los particulares efectuaron préstamos por un monto total de 7.841 pesos oro también algunos empleados públicos entregaron principales censos con un monto aproximado de 1.518 pesos oroLas ganancias que dejó el negocio monetario, aseguraban por una parte, ganancias al prestamista y por otra parte ayudó a que la economía se mantuviera activa para los inversionistas, por ejemplo entre 1804 y 1805 las instituciones prestaron el máximo de montos, fecha que coincide con uno de los picos altos de la mayoría de las curvas económicas trazadas para la década en la ciudad de Pamplona.
Escritor: Paula Mejía