La miel es un ingrediente natural que ha sido utilizado ancestralmente como medicina para diferentes afecciones gracias a sus propiedades como bactericida y fungicida entre muchas otras. Este dulce manjar es el producto del arduo trabajo de las abejas, quienes deben absorber el néctar de millones de flores para digerirlo y regurgitarlo para crear la miel. Expertos afirman que requieren de aproximadamente 60.000 abejas extrayendo el néctar de 2 millones de flores para fabricar 500 gramos de miel.
Propiedades nutricionales
La miel pura es uno de los productos más naturales con mayores beneficios para la salud, además de ser un endulzante natural, perfecto substituto para el azúcar, sus propiedades la dotan de grandes cualidades médicas. Contiene más de 20 aminoácidos, aún más minerales y enzimas; tiene alto contenido de hierro, zinc, potasio, calcio, fósforo, magnesio, selenio, vitaminas B6, tiamina, riboflavina, niacina y ácido pantoténico, también contiene numerosos antioxidantes que combaten los daños de los radicales libres. Una cucharada grande de miel puede contener hasta 100 calorías, sin embargo no contiene grasas y su consumo no eleva los niveles de insulina como el azúcar refinada.
Beneficios medicinales
Aumenta la energía: una cucharada de miel pura en ayuna es un método perfecto para comenzar el día lleno de energía; su alto contenido calórico ayuda a activar el metabolismo, siendo una fuente ideal de rápido procesamiento energético. La miel es el mejor suplemento natural para aumentar tu rendimiento físico y resulta más saludable utilizar pequeñas jarritas de miel para llevar a los entrenamientos largos, también es ideal para utilizar en batidos post-entrenamiento pues brinda propiedades recuperativas gracias a sus minerales.
Mejora la memoria: la miel es un ingrediente ideal para alimentar el cerebro, promueve el buen desarrollo de células cerebrales, y sus antioxidantes ayudan a mantener la agudeza mental. Investigadores piensan que ayuda a la miel ayuda a la memoria ayudando a mejorar la absorción del calcio en el cerebro, y aunque no se sepa con seguridad de qué manera influye, el consumo de miel parece mejorar el pronóstico de demencias seniles y alzhéimer.
Combate células cancerígenas: muchos estudios recientes han corroborado la fama que le precede a este increíble ingrediente natural, la miel tiene propiedades anti-tumorales, y es efectiva en la prevención del cáncer. Los antioxidantes flavonoides presentes en la miel son poderosos combatientes contra los radicales libres, cuyo daño propicia la formación de tumores cancerígenos.
Alivia la tos y reduce los síntomas del resfriado: gracias a sus propiedades anti-micóticas y anti-inflamatorias la miel ayuda a aliviar la tos y el dolor de garganta, así como combatir alguna infección que resida en las amígdalas. La textura y densidad de la miel ayuda a que ésta recubra la garganta aliviando la irritación de las terminaciones nerviosas.
Combate el insomnio: así como la miel te brinda energías, también contribuye con un mejor descanso nocturno; el consumo de miel en horas de la noche contribuye con la sintetización de la melatonina, hormona esencial que regula el ciclo circadiano y estimula el sueño.
Promueve la salud de la piel: sirve como hidratante y suavizante corporal, es un ingrediente ideal para utilizar en mascarillas faciales caseras y tratamientos similares para la piel; pero también sus características anti-micóticas y anti-bacterianas ayudan a combatir el acné y otras infecciones en la piel, aportando salud y belleza. Asimismo, ya que funciona como un antibiótico natural, es eficaz para desinfectar heridas y quemadas, y también propicia una buena cicatrización.
Calma la acidez y el reflujo: estudios recientes respaldan que la miel tiene propiedades que alivian la acidez estomacal y el reflujo, e incluso ayuda a mejorar el esófago. Sus propiedades anti-bacteriales parecen incluso curar algunas infecciones estomacales que conllevan a las úlceras gástricas.
Combate infecciones: ya sean pequeñas aftas o ulceras bucales hasta infecciones por levaduras, e incluso gastroenteritis, la miel contribuye a combatir infecciones como estas, de hecho era uno de los remedios más utilizados antes de la invención de la penicilina.