La literatura colombiana desde mitades del siglo XX nos ha querido revelar de manera critica los complejos procesos de subjetivación, conflicto, choque y crisis de imaginarios e identidades adquiridas o destruidas en la violencia, en los cuales dicha literatura “ha superado plenamente lo testimonial o anecdótico para constituirse en una construcción artística significativa” (Valencia; 2007, p. 28) como es el caso de “Los ejércitos” del colombiano Evelio Rosero, en la cual se destacan elementos de la literatura actual colombiana a partir de la visibilización del fenómeno del desplazamiento forzado y del desarraigo del campesino en la configuración de su imaginario del conflicto, bajo el marco de la violencia liderada por los ejércitos que azotan de modo brutal nuestro país en el absurdo de la guerra. Es así como se busca analizar el conflicto de imaginarios presente en la novela, y la forma en que la violencia trastorna la subjetividad de aquellos a quienes toca de manera directa o indirecta.
En la literatura colombiana de las últimas décadas se muestra un fenómeno creciente de la manera más cruda y negra, en que las vivencias de los escritores en cercanía con la violencia manifiestan la complejidad de los alcances de la misma, y de las visiones de mundo que con ella han surgido como estigmas del “apocalipsis” de la sociedad, (y en especial de las élites) en su continua negación del conflicto en todas sus etapas. La “literatura del sicariato” (Osorio; 2008 p. 6) se ha encargado de mostrar, por medio de personajes, como la violencia ha permeado todas las esferas de la vida social y se ha constituido como una forma
de construcción y destrucción de las relaciones sociales, en las que Osorio (2008), refiriéndose a Rosario Tijeras, dice que se muestran las tensiones producidas entre la ciudad legitimada, socialmente construida, históricamente instalada, y la ciudad emergente, “anormal”, producto de la violencia en la periferia, y el encuentro de estas subjetividades bajo el contexto del narcotráfico.
Las voces del conflicto armado en estas novelas, si bien han dado aportes para la comprensión de los verdaderos alcances del fenómeno de la violencia, al centrar su mirada hacia los actores armados han olvidado la contraparte sensible del conflicto, representada en el proceso de desarraigo del sujeto de su territorio de origen, no en los conflictos generados en la llegada a la ciudad. Inmerso en el interior del mundo en que el lector deambula pero desconoce, de la historia de su país y de las miles de historias que configuran la primera, personaje característico de los frutos del conflicto armado prolongado desde la época de la conquista, que ha sido parte de nuestra cultura y al mismo tiempo ha sido desconocido e invisible ante la mirada del común bajo el cerco informativo de interés político y económico, que llega al punto de modificar la cartografía geográfica, cultural e identitaria a nivel nacional (y latinoamericano), como lo es el migrante forzado, quien a lo largo de los últimos años ha evocado que el ser colombiano sea repensado a la luz de las dinámicas armadas y de su influencia en la construcción subjetiva de mundo, como lo dice Néstor García Canclini con “… interpretar la persistencia y los cambios de una existencia conjunta….” (en Valero; 2004, p.29).
Ahora bien hablar de desplazamiento y del migrante en la literatura colombiana es hablar también de la historia, si tomamos en cuenta que de este tema se ha escrito desde hace mucho tiempo atrás, al mismo tiempo que es reconocer un problema integrado a nuestra nación que se hace cada vez más evidente en todo su conjunto. “Se entra en diálogo con narrativas y representaciones del pasado que encuentran eco en una de las frases del libro de Alfredo Molano: “Nuestra historia es la de un desplazamiento incesante, sólo a veces interrumpido”. (Giraldo; abril-junio 2008, p. 424).
En la novela “Los ejércitos” Rosero nos lleva a conocer el pueblo de San José, el cual será objeto del conflicto que vive el país y en donde sus habitantes se verán envueltos en una espiral de sucesos que van en aumento y que muestran el horror de las consecuencias de la guerra que va minando las vidas de un pueblo tranquilo. Estos sucesos son narrados por un profesor anciano voyerista que se enfrenta a esta violencia cuando intenta buscar a su esposa desaparecida. Las enormes contraposiciones que se presentan en el personaje-narrador Ismael Pasos, quien constantemente se debate entre sus afectaciones más profundas: la figura femenina y la violencia vivida, denotan la complejidad del personaje que esta marcada en el proceso de desarraigo al que va siendo sometido, y que se consolida con cada acto violento narrado dentro de la obra:
– Ella tenía su misma edad, doce años. Ella era casi rolliza y, sin embargo, espigada, con destellos rosados en las tostadas mejillas, negros los crespos cabellos, igual que los ojos: en su pecho los dos frutos breves y duros se erguían como a la búsqueda de más sol.
Tempranamente huérfana, sus padres habían muerto cuando ocurrió el último ataque a nuestro pueblo de no se sabe todavía qué ejército —si los paramilitares, si la guerrilla: un cilindro de dinamita estalló en mitad de la iglesia, a la hora de la Elevación, con medio pueblo dentro; era la primera misa de un Jueves Santo y hubo catorce muertos y sesenta y cuatro heridos—: la niña se salvó de milagro: se encontraba vendiendo muñequitos de azúcar en la escuela; por recomendación del padre Albornoz vivía y trabajaba desde entonces en casa del brasilero —de eso hará dos años—.” (Rosero, 2007 p. 9)
Referencias:
GIRALDO, Luz Mery, (2008) “En otro lugar; migraciones y desplazamientos en la narrativa colombiana” Colección editorial Universidad Javeriana, Bogotá
OSORIO, Oscar, (2008) “El sicario en la novela colombiana” en Revista Poligramas, 29, pp. 61-81
ROSERO, Evelio (2007) “Los ejércitos”, ed. Tusquets, Barcelona
VALENCIA, Cesar, (2007) “Contrapunto y expresividad en “Los ejércitos” de Evelio Rosero” en Revista Poligramas, 28, pp. 297-300
VALERO, Silvia, (2004) “Sujeto migrante en la narrativa colombiana” en Universitas Humanística, vol. 31, 58, pp. 26-41
Autor: Jhon Alexander Martinez T