En la era donde la interdependencia (mercados, sociedades y culturas) entre los países ha ido en franco crecimiento, cada día tenemos más clara la importancia de comunicarnos, ya sea a través de la forma escrita, oral o visual. La comunicación es un proceso vital en la interacción humana y está ligada a la supervivencia de los seres vivos. Igualmente sucede a lo interno de las empresas, sin importar su tamaño o razón social. Si la comunicación no existiera, sería imposible lograr guiar a todos los trabajadores y colaborados de la organización en el mismo sentido para cumplir con los objetivos, es decir, la compañía no sobreviviría.
Pero lograr el éxito empresarial no solo es necesaria la existencia de la comunicación interna, sino también procurar la efectividad de la misma. En la publicación ¡Comunícate!, sus autores sostienen lo siguiente “el único mensaje que cuenta es el que se entiende, no importa si es el que realmente pretendías ofrecer”, (Verderber y Verderber, 2005, p. 50).
Una comunicación es efectiva dentro de una organización cuando quien tiene el mensaje logra transmitirlo a sus interlocutores (directivos, empleados, accionistas y distribuidores) de forma clara, sin generar dudas o interpretaciones erróneas. Si esta forma de comunicar se implementa entre todos los elementos humanos involucrados en el desarrollo y ejecución del marco conceptual y operativo de la empresa, existirán altas probabilidades de cumplir con los objetivos institucionales planteados.
Los autores Llacuna y Pujol recomiendan tomar en consideración los siguientes aspectos a la hora de planificar las estrategias de comunicación interna de las empresas: claridad en el mensaje, integración entre los miembros, aprovechamiento de la organización informal, equilibrio en el plan de acción, moderación y evaluación periódica de los sistemas y canales.
Las empresas al plantearse objetivos comunicacionales claros y eficientes, pueden lograr aumentar la credibilidad en los mensajes, generar confianza, forjar o aumentar el interés en un tema o idea, inspirar en otros las ganas de hacer algo o de actuar de una manera específica, lograr que los empleados asimilen una idea apropiándose de ella y fortalecer los lazos afectivos, de identidad y sentido de pertenencia entre los colaboradores.
Compañías como la fábrica de cosméticos estadounidense Avon, han integrado su Departamento de Comunicación Interna con el Departamento de Recursos Humanos con el objetivo de aumentar la conexión y detección de las necesidades de los empleados y así poder tomar decisiones y llevar a cabo acciones de forma rápida y más efectiva.
Esta detección temprana de necesidades le ha permitido a Avon aumentar el nivel de compromiso de los empleados, mejorar el índice de participación de los trabajadores (de 66 a un 72%) en diversas acciones de la compañía y perfeccionar los materiales de comunicación interna como folletos, correos electrónicos, trípticos, entre otros.
En conclusión, para comunicar efectivamente y así lograr los objetivos de las compañías, los mensajes deben estar bien canalizados, es decir, la comunicación se debe educar y controlar porque de lo contrario se obtendrían resultados negativos tanto para la empresa como para los trabajadores o colaboradores.