Existe internet, el networking, las redes sociales, portales de meeting…A través de los medios de comunicación, de la publicidad y de nuestro ordenador, los otros mundos incursionan en el nuestro, mientras que nosotros permanecemos ajenos a las posibilidades que tenemos de descubrir y explorar aquellos que nos interesan, que no suelen ser los que nos invaden. Y si logran serlo, es por insistencia que no por afinidad.
Pero, ¿sabemos lo que nos interesa, lo que nos gusta…nos lo hemos planteado alguna vez? Si lo sabemos, felicitémosnos, si no, ya es hora de descubrirlo. Siéntate cómodamente en tu sillón, con tu bata y tus zapatillas y…medita. ¿Me gustan los perros? No sé, nunca he tenido uno. Pues claro, cómo lo vas a saber. Y si por casualidad o por causalidad entra un perro en tu vida…descubrirás otro mundo, un mundo apasionante.
Si lo compras pequeñito a un criador, entrarás en el mundo de los criadores, de las razas, de las relaciones hembra-cachorros…Si lo adoptas, entrarás de pleno en el mundo del abandono animal, de las perreras, de los laboratorios…de la adopción. En cualquier caso, leerás libros sobre crianza de perros, sobre la raza de tu nuevo amigo…Entrarás en contacto con la industria de la alimentación animal, o de la alimentación natural. Descubrirás que existen los veterinarios, en los que hasta ahora no habías reparado. Se resentirá tu bolsillo con vacunas, visitas, juguetes, camitas, destrozos…También conocerás a otras personas que tienen un perro, de distintas razas y tamaños, por distintos motivos. Tu amigo te sacará de casa para que lo socialices y a su vez tú te socializarás…
Qué simple es conocer un nuevo mundo, hasta aquí puramente material. ¡Y el mundo emocional! Este es el que siempre obviamos, cuando es el más bonito y gratificador que existe. Desde el primer día que te escoge tu perro, porque siempre es el perro el que escoge a su amo, se crea un vínculo emocional que perdura de por vida. Tú lo eres todo para él y, en muchos casos, él lo es todo para ti.
Cuando llega tu pequeño tesoro a casa, viene cargado de sensaciones que desencadenan en ti un torrente de nuevas emociones. Qué pequeño, qué dulce, cómo te lame, cómo quiere decirte lo agradecido que te está por alimentarlo, protegerlo y cuidarlo. Con toda naturalidad, empiezas a aprender su lenguaje, por supuesto no verbal, que es el más sincero, el que nunca miente, el lenguaje perruno. Y, aunque no lo creas, tu interlocutor, todavía aprende más rápido los lenguajes humanos, el verbal y el no verbal. Él tiene mucho más que ganar, todo.
Desde el primer momento se crea una comunión entre los dos seres que nos hace sentir el lado más bondadoso y hermoso de la naturaleza: la comunicación, la ternura, la compasión, el amor…
Son indescriptibles las sensaciones y sentimientos que se desencadenan en la persona que tiene un amigo perro. Cuando lo acaricias, cuando te lame, cuando salta a tu regazo, cuando te pide algo y te das cuenta que lo entiendes. No existen palabras para hablar de ello. Por eso ellos no hablan, aunque lo dicen todo. Y de la misma manera que unos descubrimos el mundo de los animales de compañía, en este caso de los perros, podemos descubrir cualquier otro de los infinitos que existen a nuestro alrededor. ¿Mira a tu alrededor, sal de tu mundo, observa, conoce, explora…VIVE!.
Escritor: Isabel Yuste Martínez