La educación es un tema que día a día está sentado en la mesa de muchas familias en Chile y en el mundo. Y quién debe hacerse cargo de la educación es lo más contingente, en esta área, durante el último tiempo en nuestro país.
Si nos ponemos a mirar las situaciones y argumentos para poder dilucidar tal cuestionamiento, es importante poner los ojos en la historia del ser humano como persona en constante desarrollo. Las relaciones entre los seres humanos, desde antes de nacer hasta el último día de cada uno, son la base del desarrollo social colectivo y el cómo se manifiesta cada individuo en la sociedad. Algunos campos, principalmente la psicología, se han dedicado a demostrar cómo es este camino de las relaciones humanas y de qué manera se construye la persona en tanto comparte y se relaciona con otros.
De esta manera, es significativo partir en el inicio de la vida. Numerosos estudio han demostrado que en el inicio de la vida ya hay contacto con el medio y se forman lazos con las personas que interactúan con el bebé en gestación. Al momento del nacimiento, uno de los primeros actos que se realizan, es el entregarle o acercarle el niño a la madre y al padre; este acto, para generar el recibimiento de quienes ya han creado una relación con el bebé y fundar el apego –que John Bowlby formula como teoría cerca de 1950: ‘Teoría del Apego’-.
En los primeros años, los niños crean este apego con las personas con quienes mantienen algún tipo de relación social. Así, en los primeros años de vida de un individuo encontramos diversas personas que influyen en su desarrollo social y en su forma de enfrentar el avance que esto provoca. Tanto los primeros pasos, como las primeras palabras, se dan en el contexto de un desarrollo social principalmente guiado por la familia y la relación dentro de ésta.
La forma en que el niño se relaciona en su núcleo y la manera en que el entorno ha influido en el niño, darán las líneas que el niño seguirá en su desarrollo; qué palabras son las primeras en pronunciar, con quién se siente más cómodo, con qué seguridad enfrenta el dejar los pañales, etc. El comportamiento se da, en tanto se han construido las relaciones sociales con el niño. Todo esto, y lo que sigue ocurriendo con el paso de los años, es lo que coloquialmente llamamos enseñanza. Las primeras enseñanzas al individuo vienen de la construcción de relaciones humanas sociales. Hablar, comer, pensar, entre otras, son las conductas que se busca perfeccionar cuando se enseña a un niño; todo, con el fin de poder incorporarse a la sociedad (familia, amigos, colegio, etc.) y tener un buen progreso en las relaciones sociales.
De este modo, las primeras construcciones del individuo se dan en la primera sociedad donde él se desenvuelve, la familia. De manera tal, que la familia es la primera que enseña respecto a las cosas más básicas del ser humano: reacciones, percepciones, afectos, emociones, pensamientos, conductas, etc. Si un niño reacciona con cariño o con rabia, si dice una ‘buena’ o ‘mala’ palabra, si conversa o golpea, son signos que mostrarán el cómo se ha ido construyendo con las enseñanzas de su familia.
Según la RAE, enseñar y educar parten con la misma definición: doctrinar; que significa instruir a alguien en el conocimiento o enseñanzas de una doctrina, inculcarle determinadas ideas o creencias. Es decir, cuando alguien enseña, también, educa. Si ya convenimos que las primeras enseñanzas se dan en la familia, sabemos también, que la primera educación que recibe cada individuo es en la familia. Cada familia, sin darse cuenta, educa a sus niños según sus ideas; y también, educa bajo sus propios parámetros de desarrollo social y relaciones humanas.
La educación no parte en los colegios o en los jardines infantiles ni tampoco en la sala cuna; la ‘educación formal’ (que es la de estos lugares) es la que perfeccionará con otros conocimientos y bases, la ‘educación primera’ (que da la familia). La educación primera es la base de todo ser humano, lo más importante y fundamental; la educación formal vendrá a pulir y afinar dichas bases, entregando conocimientos específicos que permitan tal progreso. Sin embargo, aunque llega el momento en que interviene y aumenta la educación
formal, la familia nunca deja de educar ni de ser la educación primera.
Así como avanza la persona, también avanza su familia, y si el individuo crece la familia también evoluciona, y de esta manera también lo hace la educación primera. En síntesis, cada persona es un individuo construido por la educación en la familia. De esta manera, educación y familia son un todo que no se puede separar: la familia es educación y la educación es en la familia.
Escritor: Elisabeth molina nuñez