Para los seres humanos, el concepto del amor propio es muy complejo, el renunciar al amor propio y actuar de acuerdo a la ley, o el hacer pleno este mismo amor hacia los demás como lo expone la primera parte de este texto “El ideal del amor propio” son dos posiciones contradictorias, pues, ¿Quién puede amar a otro si no se ama a si mismo? Y ¿Cuál ser humano puede ser feliz si no exterioriza ese amor y a su vez se siente amado? El uno es complemento del otro. El hecho de aceptar una norma ya establecida y aprobada socialmente no implica que cumplirla por obligación forme parte del proyecto de vida de una persona, por el contrario se convierte en algo que “hay que hacer” para no tener problemas.
La moral busca que el individuo además de encontrar su satisfacción personal, se abra ala sociedad para alcanzar un interés mas seguro, estable y consolidado. El hombre es ser social por naturaleza, desde el inicio de los tiempos. Por otra parte, la ética de la excelencia individual busca potencializar los valores grupales que se proponen como una vía hacia la perfección personal, pero desafortunadamente hoy reina la individualidad, el egoísmo, los valores se pierden día a día, parece que la ética y la moral sobran o simplemente las acomodamos a nuestra propia conveniencia. Existe una lucha real entre individualidad y comunidad, pues mientras unos buscan solamente su satisfacción personal sin importarles la comunidad, otros luchan incansablemente por la igualdad.
Si en un comienzo la culpa era la que individualizaba al hombre, ahora esa misma individualidad se convierte en una falta. La moral busca lo mas conveniente para el ser humano, como en las sociedades primitivas en las cuales el interés personal está ligado al interés social, pero a medida que la sociedad ha avanzado, el interés propio ya no forma parte del bienestar social, el egoísmo parece triunfar en nuestros días. Con respecto a la inmortalidad ¿A cual ser humano no le preocupa la muerte?, aunque sabemos que existe y que quizás tenemos la oportunidad de ser eternos después de morir, nos atemoriza el pensar que estamos expuestos a ella en todo momento, la diferencia es que la muerte representa vacío, la inmortalidad es la plenitud y perpetuación que todos anhelamos.
Retomando el tema del amor, la persona que se ve obligada a renunciar a su amor propio para adaptarse a otros intereses, seguramente se convertirá en un ser amargado e impedido para amar plenamente, por esto es necesario analizar a qué se renuncia, por qué y para quien. Algunas veces hacemos sacrificios por amor a otros pero ello no implica que dejemos a un lado la autoestima y la lucha por sentirnos bien. Por ejemplo, el diagnostico que hace Erich Fromm cuando dice que “Nuestro problema moral es la indiferencia del hombre para consigo mismo” es muy real porque tal y como el lo plantea nos hemos convertido en objetos para los demás y hemos desperdiciado nuestros propios dones, valores y poderes.
El ideal del amor propio puede consistir en seleccionar y jerarquizar los valores de acuerdo a la forma de vida de cada ser humano, es lo que yo quiero para mi mismo, por lo tanto, el amor propio y el amor a los demás están íntimamente ligados, porque si me amo tal y como soy puedo amar a otros y si amo a otros es porque me amo a mi mismo y si en este amor propio se encierra un instinto y un proyecto, quiere decir que primero deseo o anhelo y después llego a amar ese algo que logré. El amor propio, la ética y la moral son conceptos que siempre han existido, solo que en el transcurso del tiempo han perdido su verdadero objetivo de hacer de la humanidad y de la sociedad algo realmente valioso, ahora cada quien se acomoda a sus propios intereses sin tener en cuenta que a pesar de la modernidad aún se deben respetar los valores.
Escritor: Maribel Rengifo Ramírez