Este enfoque ve a la persona, al ser humano, en constante evolución y presta atención al contexto en que se verifican los problemas. Destaca la necesidad de esclarecer el problema y de hacerlo explícito. El proceso de ayuda se basa en la relación entre usuario y trabajador social y es considerada como un intercambio de energía.
Según este modelo, la dimensión de problematismo aparece cuando el individuo no cuenta con recursos suficientes para responder ante un determinado tipo de problema y se ve en la necesidad de utilizar otros recursos. El objetivo del problem solving es reforzar los recursos intrínsecos del usuario o movilizar recursos externos, tanto a nivel humano como material, presentes en el medio.
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