En el presente texto quiero hacer una propuesta particular para transformar algunas actividades en el quehacer de los docentes en cualquier ámbito educativo acercándolos a la orilla de la pragmática con la finalidad de construir y asentar nuevas representaciones que permitan el desarrollo de habilidades creativas en las personas a quienes va dirigido el programa educativo. Reza el viejo adagio que quien ve de último el agua es el pez, en educación parece ocurrir algo similar, pues cada vez buscamos estrategias, objetos y situaciones novedosas para llevar a cabo nuestros objetivos educativos y damos por sentado demasiadas situaciones que parecen evidentes y que debido a su transparencia pasamos por alto.
En el proceso educativo en cualquier ámbito y para cualquier población, es usual hallar en procesos medianamente planeados que algunos docentes centran su mirada en la estrategia que siguen para alcanzar su fin y de esta forma van marcando los hitos de su accionar camino a la meta que se han fincado ciñéndose exclusivamente a su planeación inicial. En una situación de ensueño encontramos docentes con una mirada un poco más amplia, pues no solo hay una énfasis en las acciones de su plan sino que también va evaluando cuales son las reacciones del público al que se dirige y va regulando su quehacer en función de las pequeñas variaciones que le van proponiendo Estos docentes, muy cercanos al llamado modelo constructivista, van teniendo en cuenta los conocimientos de sus educandos y los van integrando en su proceso formativo en la medida que las intervenciones van teniendo lugar.
Haciendo este trazo muy superficial de lo que podría ser una división clásica de los modelos de enseñanza, podemos identificar claramente dos elementos en las propuestas: el educador o formador y su público o educandos. Podemos registrar claramente y discutir sobre los procesos que ocurren en el ámbito educativo en función de alguno de estos dos elementos identificados y de las interacciones que allí se suscitan. Por otro lado en ambas propuestas encontramos que solo tienen en cuenta a los individuos que allí están presentes dejando de lado los objetos propios de la situación en las que ocurre o sobre la que versa el acto educativo, situación que conlleva a una pérdida de valor ecológico y por ende de valor significativo del aprendizaje.
Esto se puede hacer más claro con un par de ejemplos : En el proceso de capacitación para los nuevos empleados de una importante empresa, la hermosa chica de recursos humanos presenta el video de la compañía con la intención de que los colaboradores recién llegados conozcan cual es la historia de la compañía y de igual manera se sientan identificados con los valores organizacionales. Ella posteriormente, en el mejor de los casos, pedirá a algunos de los empleados que restituyan algunos de los hitos del video. Sin embargo la bella y joven profesional muy posiblemente dará por sentado que el video, por ser un artefacto multimedial, lleno de desenfoques , encuadres novedosos y una grandiosa banda sonora que erizaría los pelos a cualquier insensible, cumplirá y seguirá cumpliendo con su cometido formativo en esta y en todas las capacitaciones de inducción que ella tendrá a su cargo. El trabajador finalmente volverá al lugar de trabajo que le corresponde y conocerá la versión de la empresa en la que se ha metido, gracias a Rosita la señora que reparte el café y quien lleva 23 años trabajando en este sitio.
Con un modelo educativo muy similar, Ester la maestra de primer grado, quien está sentada en las hamacas del patio de recreo, mientras ve como unos niños giran en la vertiginosa calesita, otros trepan por el pasamanos y otros hacen malabares en los cilindros recién ubicados en el patio, piensa de que manera va a reunir a sus estudiantes y cómo les va a indicar la consigna de dibujar en sus cuadernos de trabajo las figuras geométricas que ella ira enunciando. Ester, perdida en sus cavilaciones, también consideraba que una vez los niños terminaran con el pedido, discutiría con ellos sobre la actividad y quizás trabajarían en rellenar las figuras con algunos recortes de revistas o mejor con plastilina de colores.
Este par de excéntricos ejemplos, ponen de manifiesto como los educadores, centrados exclusivamente en los sujetos o fijados en los planes, pierden la posibilidad de acercarse a la experiencia de generar actos de aprendizaje mas significativos gracias a la recuperación del valor ecológico. Esta recuperación del entorno permite que las propuestas pongan en un mismo nivel, tanto a los participantes de la actividad como a los objetos que hacen parte del ambiente en donde ocurre el aprendizaje, haciendo que de esta manera los sujetos integren los contenidos de aprendizaje no solo por una sola via, sino en la construcción de las representaciones que permiten del desarrollo de la creatividad a través de los objetos (o sujetos) que hacen parte de la cotidianidad y que se convierten en pretextos perfectos para la implementación de propuestas desestructuradas pero quizás más significativas.
Escritor: Luis Fernando Chávez Hoyos
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