Desde el momento en el cual el niño empieza a enfrentarse con el proceso de adquisición del código de escrito, sería necesario entonces que éste reconozca la importancia y significado que para él ha de tener la adopción de estas habilidades comunicativas, las cuales lo llevarán a un proceso de alfabetización y el desarrollo óptimo de unas competencias lingüísticas.
Luis Miguel es un estudiante del grado primero de la Institución Educativa Fray Julio Tobón Betancur del municipio del Carmen de Viboral, allí el proceso de enseñanza del código escrito ha estado orientado desde un método silábico; partiendo primero del reconocimiento de las vocales y luego de las consonantes, seguidamente se van unificando para formar las sílabas, luego la palabra y finalmente la oración. Aunque este proceso suele ser más sencillo y comprensible que el método alfabético, podría tener la desventaja de no permitir la escritura con sentido, puesto que en éste se ejercita en mayor medida la capacidad memorística del niño y puede causar a largo plazo problemas de comprensión lectora.
De esta forma, cuando se utiliza el método silábico (la sílaba como unidad básica), los niños se limitan a juntar las letras y leerlas, teniendo en cuenta que la mayoría de la veces para ellos no tiene ningún significado lo que están leyendo; llevando esto en muchas ocasiones a la desmotivación del deseo por aprender . A partir de los objetivos de la alfabetización en los niños, se podría inferir que los métodos tradicionales no permiten comprender las funciones de la lengua escrita dentro de la sociedad; cuando sólo se sumergen en la memorización y la repetición más no en la comprensión y la construcción, que han de ser el objetivo final de este proceso, el cual debe fomentar en el niño la capacidad crítica y analítica.
Llegando a este punto es importante entonces tener en cuenta los postulados de Ana Teberosky y Emilia Ferreiro en el proceso de enseñanza de lectura y escritura, los cuales hacen referencia a que el niño debe aprender de manera significativa y desarrollar las habilidades comunicativas con sentido; así el proceso de enseñanza y aprendizaje será de agrado para el estudiante y lo llevará a motivarse cada vez más para lograr su alfabetización. Finalmente vale la pena aclarar que no es sólo el proceso que se utilice desde la escuela para iniciar la enseñanza de la lecto-escritura del niño el que funciona, sino también la motivación, las estrategias que lo apoyen y la práctica que se realice desde éste; no es el niño, ni el método el que asegura el éxito o el fracaso en sí, sino todo el contexto que rodea este proceso desde el principio hasta el final.
Escritor: ELIANA VALENCIA RAMIREZ
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