Una de las problemáticas más importantes a nivel mundial en el último tiempo es la degradación del medio ambiente y los bruscos cambios que sufre a manos del actuar del ser humano, generando un gran daño que ya en la década del 70’ del siglo XX la sociedad mundial comenzó a vislumbrar las consecuencias del Desarrollo Económico acelerado que imponían los países Desarrollados y que todos los otros países pretendían alcanzar .
La realidad medioambiental llevó a qué 110 países se reunieran en Estocolmo, Suecia, durante la Conferencia de la ONU de 1972 – realizada entre el 5 y 16 de Junio- donde se trataron temas referentes al Medio Ambiente Humano, con el fin de insertar en la palestra política mundial este tema, como un eje relevante al sopesar los efectos del crecimiento económico tradicional sobre el medio ambiente, posicionando sus secuelas como una condicionante al momento de evaluar el estado de la Tierra.
Para dicha evaluación la tesis central corresponde a un balance que se enfoca en dar a conocer los pros y contras de la intervención realizada por el ser humano en el medio ambiente al momento de aprovecharse del espacio terrestre, naciendo el interés por “los recursos naturales, las necesidades sociales y culturales para planificar la protección ambiental y los medios a emplear para luchar contra el peligro (más inminente), la contaminación;” (ONU, 1972).
Ante estas materias una Declaración y compromiso por los Estados presentes por buscar una solución o camino a seguir con tal de contrarrestar el problema advertido, surgiendo dos perspectivas a saber:
La primera corresponde al Desarrollo Sustentable entendido como “…la administración eficiente y racional de los recursos naturales, de manera tal que sea posible mejorar el bienestar de la población actual sin comprometer la calidad de vida de las generaciones futuras…”, (Ahumada et al, 2012) donde se incluye al medio ambiente en la ecuación Económica que permita alcanzar el nivel de país Desarrollado y mantener la competitividad entre los productores y países a nivel mundial, acomodando la mecánica productiva para hacerla perdurar en el tiempo sin agotar o destruir los recursos.
Cabe destacar que dicha estrategia se centra en la acción de ordenar y distribuir los recursos naturales, puesto que con una mejor proporcionalidad de estos se aseguraría la mantención y el resguardo de la naturaleza, no sólo para el medio ambiente sino también para las próximas generaciones quienes heredarán y utilizaran los mismos recursos, los cuales tratarán de dosificarse para que puedan ser aprovechados por nuestros descendientes.
Sin embrago, la propuesta no da a vasto ni logra aunar criterios respecto a la solución definitiva, pues no solo se trata de administrar y disponer lo que hoy tenemos para satisfacer las necesidades que son ilimitadas ya que los recursos naturales no se recuperan a la misma velocidad que crecen las necesidades, y ante este dilema surge la segunda estrategia: el Desarrollo Sostenible.
Esta nueva propuesta mantiene la misma estructura base de la anterior, al considerar como eje central alcanzar “…el desarrollo que satisface las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones de satisfacer sus propias necesidades…”, no obstante emplea una nueva visión sistémica basada en el equilibrio de los “…ámbitos ambientales, sociales y económicos (…) los que están entrelazados para alcanzar una mejor calidad de vida…”(UNESCO, 2012). Con esta propuesta ya no solo se considera necesario distribuir para mantener la competencia y crecimiento sino que hay que mirar la realidad y espacio de la población donde se extraen los recursos para no romper su armonía ambiental, entregando a cambio una retribución económica que facilite la seguridad social, generando un equilibrio entre medio, productores y demandantes quienes se entenderán para mantener un equilibrio consiente de la mantención del proceso en el tiempo.
Es así, como el interés de las personas ya no solo se centra en el espacio sino también en entregar una mejor condición de vida que según López corresponde a “…la propuesta de un mundo solidario que reconoce cambios profundos en el modelo económico, así como la reafirmación de los procesos democráticos…” (UNESCO, óp. cit) donde todos somos responsables del estado del medio ambiente y de contrarrestar el circulo vicioso en que nos encontramos pues además del agotamiento de los recursos la sociedad que habita en el territorio que se devasta cae presa de la pobreza y no mira más allá de su propia existencia para asegurar su sobrevivencia, olvidando lo que puedan encontrar sus descendientes para vivir.
Considerando lo expuesto vemos que existe más de una forma de proteger el medio ya sea de la administración o el compromiso, lo importante es poner en práctica alguna medida para proteger el ecosistema en el que vivimos y estar conscientes que nosotros los seres humanos somos el principal responsable y predador de los recursos, por ello es nuestra obligación su resguardo y encontrar un modo más “amigable” de convivencia con él.
Bibliografía
• AHUMADA B., CANDELARIA M., TORRESY P., ARANO A., 2012; Sustentabilidad Ambiental, Del Concepto a La Práctica. Gestión y Política Pública, volumen xxi. n 2. pp. 291-332
• ONU, 1972; Declaración De La Conferencia De Las Naciones Unidas Sobre El Medio Ambiente Humano. Recuperado en Enero 2014 de http://www.ordenjuridico.gob.mx/TratInt/Derechos%20Humanos/INST%2005.pdf
• UNESCO, 2012; Educación para el Desarrollo Sostenible en acción. Libro de consulta Paris, Francia.
Escritor: Carmen Salas Becerra