Desgraciadamente, la mayor parte de los estudios y nuestra experiencia en el aula nos aportan datos desalentadoras: gran parte de los jóvenes se muestran muy desorientados y responden a modelos estereotipados, aunque en el deseo de igualdad, como en otros aspectos, los varones van por detrás de las mujeres.
Según El estudio de la Universidad Complutense citado al segundo capítulo el 23% de los varones entrevistados están de acuerdo en que el menor salario percibido por las mujeres en el trabajo es debido al mayor rendimiento de los varones; y un 20% señala que las mujeres sólo deberían trabajar fuera si pueden vez encargarse de las tareas familiares y domésticas.
Las chicas que están de acuerdo con estas afirmaciones son el 0% en la primera y el 7% en la segunda.
En cuanto a la violencia, el 30% de los varones declaran que está justificado pegar a alguien que los ofende (frente al 3% de las chicas); que para una buena relación de pareja puede ser deseable que la mujer sea a veces sumisa (18% de los varones y 4% de las chicas); que la mujer que parece débil es más atractiva (20% de los varones, 5% de las chicas); que los hombres no deben llorar (30% hombres, 4% mujeres); que cuando una mujer es agredida por el hombre algo habrá hecho para provocarlo (12% hombres, 1% mujeres), y finalmente, que si una mujer maltratada no abandona su compañero será porque no le desagrada la situación ( 14% hombres, 0% mujeres).
Ante estos datos los educadores no podemos dejar de preguntarnos qué pasa con nuestros jóvenes, ¿qué pasa en esta sociedad, qué modelos estamos ofreciendo que el machista tradicional sigue siendo el preferido por casi la cuarta parte de los varones. El trabajo educativo de estas cuestiones es imprescindible.