Si hiciésemos estas preguntas a diferentes tipos de personas encontraríamos una gran diversidad en sus respuestas y en cómo es percibida la belleza de generación en generación. Sabemos que en la Edad de Piedra la mujer obesa no era considerada como algo bello sino reserva de la Los hombres eran los cazadores y la mujer era sedentaria esperando el alimento y sólo las que acumulaban más grasas eran las que sobrevivían a tiempos difíciles con falta de provisiones. Había mucha gente pobre que no tenía qué comer y estaba delgada, entonces el tener unos kilos de más era símbolo de grandeza, salud y buena alimentación (como tener una buena dentadura o un cuerpo delgado, hoy en día).
Más tarde, en la Grecia Clásica, el creciente interés por la anatomía humana conlleva un cambio de percepción del cuerpo. La obesidad era vista como un defecto físico e incluso Mens Nunca antes en la historia el deporte había tenido tanta repercusión en el desarrollo de una civilización y multitud de aspectos sociales se vieron influenciados por el mismo. Esta filosofía será retomada nuevamente siglos después durante el Renacimiento, cuando grandes artistas como Miguel Ángel convierten en icono de belleza y proporción .
No obstante, el ideal de belleza seguía cambiando con los tiempos y muchos artistas continuaban plasmando sus creencias pintando cuerpos obesos que no tenían relación con la La maja de Peter Paul Rubens, donde aparecen mujeres con cuerpos robustos que dejaban entrever a través de los trazos de un pincel otra perspectiva de la belleza femenina. En contraposición a esto, también nos encontrábamos a el cual pintaba a mujeres sin celulitis ni estrías y pechos perfectos donde emergía una obesidad poco realista. Actualmente, el cuerpo obeso ya no es considerado por la sociedad como «bello». Si buscamos razones, quizás la más destacada sea la relación entre obesidad y enfermedades cardiovasculares, diabetes e incluso algunos tipos de cáncer) que nos llevan a plantearnoseste tipo de juicios y que, tristemente, están llegando a ocupar importantes lugares en las estadísticas de padecimientos más comunes de nuestros tiempos.
No podemos dejar pasar desapercibido que los medios de comunicación conocidos juegan un papel importante en que la delgadez exagerada sea la tendencia que marca el referente de belleza actual. Famosas modelos han sido discriminadas y nuestras adolescentes mantienen su empeño continuo en adelgazar, bien con dietas estrictas o con excesivo deporte. Existen estudios que empiezan a relacionar el ejercicio intenso con la amenorrea (ausencia o cese de sangre menstrual). Las deportistas de alto sometidas a un ejercicio físico intenso son las de
mayor riesgo.
Ahora nos preguntamos, ¿por qué ocurre esto? Se ha sugerido que uno de los acontecimientos que desencadena el inicio de la pubertad es la adquisición de un determinado peso corporal (aprox. de 48 kg) y una relación apropiada entre grasa y masa corporal magra. Se acepta que la desnutrición retarda la pubertad y su desarrollo. Todo esto es debido a la delgado, es un mediador entre el tejido adiposo y el sistema reproductivo, relación sobre la que se siguen haciendo estudios para verificar hipótesis. Luego en muchas atletas con este tipo de problemas se ha comprobado que las tasas de esta proteína suelen ser muy bajas.
No podemos dejar de nombrar tampoco, los problemas que acarrean la extrema delgadez en la alimentación de nuestros jóvenes con las conocidas enfermedades de la anorexia y bulimia; problemas de salud que se manifiestan como trastornos del comportamiento alimentario y que, a veces, si no se tratan adecuadamente, pueden llegar a poner en peligro la vida de las adolescentes que los sufren. Estas enfermedades preocupan por su gravedad, porque su incidencia está aumentando y porque se están dando casos a edades
más tempranas. En conclusión, y como planteábamos al principio de nuestro artículo: ¿realmente podemos equiparar el aspecto externo con el aspecto interno? ¿Es la belleza un concepto universal o depende de los condicionamientos sociales, económicos y políticos?… recapacitemos sobre ello, debemos aprender a administrar deseos y satisfacciones de manera En el punto medio está la!.
Escritor: Cristina Becerra.