Si nos alcanzara una consigna que nos encargara una síntesis escrita sobre un tema de nuestro interés y mencionara que el contenido será sometido a evaluación, nos hallaríamos ante una instrucción compleja. No sólo nos comprometería con la tarea de escribir en un lenguaje claro, con arreglo a las normas que rigen la producción gráfica en la academia, sino también con la necesidad de reparar en aspectos inherentes a la acto de la lengua. Si reconocemos esto, deberíamos detenernos en las palabras mismas que se empeñan en hacer legible el artículo y en las relaciones que éstas tejen con nosotros y nuestros intereses. Deberíamos preguntarnos sobre sus normas y sobre nuestra posición, en tanto integrantes de un colectivo social de lenguaje, y la de aquel encargado de criticarlo.
Estas líneas explotan las posibilidades que sugiere esta suposición y reconstruyen distintos debates teóricos que reflexionaron sobre los vínculos entre la lengua y lo social. Los puntos nodales de la extendida lingüística estructural saussureana fueron cuestionados por críticas posteriores, provenientes del campo de la sociolingüística y de la teoría de la discursividad social. Estas páginas desarrollarán una lectura y desglose de los puntos centrales de la propuesta de Saussure y de sus revisiones, por lo demás, agudas y determinantes para el estudio del lenguaje.
El punto de vista semiológico El desarrollo teórico de la lingüística estructural adoptó, para el estudio de la significación, una postura definida con respecto a las relaciones entre el sistema de la lengua y el tiempo. De Saussure, 1945, p. 43). El anuncio sobre el lugar destinado a la semiología y la contención, allí, de la lingüística realizando sus principios, presenta a ésta como una disciplina interesada en indagar sobre la función de los signos, y supone una definición en relación a la noción de vida social.
Sin embargo, Saussure entendía que los signos lingüísticos existirían como entidades relacionadas por la acción de fuerzas que no reparan en la voluntad individual, sino en la estructura inmutable de la lengua. Ésta, definida por él como el “tesoro depositado en el cerebro de los sujetos hablantes” (De Saussure, 1945, p. 41), se configura en un sistema de relaciones virtualmente presente en todos los sujetos de una comunidad lingüística, pero que evoluciona independiente de ellos. Así, “la ley admitida en una colectividad”, afirma Saussure (1945, p. 97), “es una cosa que se sufre y no una regla libremente consentida. La lengua es la que ofrece la prueba más concluyente de ello”.
Voloshinov y Bajtín Suprimiendo la distancia irreductible que la lingüística estructural creaba entre los términos que se unen arbitrariamente y forman los signos, Bajtín (2002) propone las nociones de enunciado y texto y Voloshinov (1992) sostiene que el enunciado es una totalidad que refleja los procesos sociales de producción de sentido.
Verón En la misma línea, Eliseo Verón que fundó la teoría del discurso social (1983; 1993) recupera dos problemas olvidados por la lingüística: el de la materialidad del sentido y la construcción de lo real en el discurso. “El concepto de ‘discurso’ abre la posibilidad de un desarrollo conceptual que está en ruptura con la lingüística” (Verón, 1993, p. 122). Desde esta perspectiva, el mundo se hace y se deshace en los discursos, dejando sus marcas en el tejido de lo que el autor argentino denominó la semiosis. En cambio, desde la lingüística estructural saussureana, los hechos del “mundo” permanecen inabordables, en lo amorfo de la sustancia, ininteligibles, incapaces de todo significado debido a su condición de externos respecto al sistema independiente de la lengua.
Bourdieau De Saussure, 1945, p. 260). Bourdieau (2001), por el contrario, asegura que es necesario asumir los usos sociales como organizados en sistemas de diferencias que reproducen, en el orden simbólico, el sistema de las diferencias sociales. Así, según asegura el autor, los beneficios de los autorizados a la lengua legítima se corresponden a regímenes de beneficios y perjuicios sociales que favorecen relaciones de dominación. Saussure apostaba por una ciencia que estudie la vida de los signos en el seno de la vida social, denominándola semiología: “nosotros la llamaremos Semiología (del griego Sémeion, ‘signo’)” (De Saussure, 1945, p. 43)
Observaciones finales Ante la corriente teórica encarnada en Saussure (1945; 2004), que entiende que la lingüística tiene por único y verdadero objeto la lengua considerada en sí misma y por sí misma, emergen nuevas lecturas teóricas y analíticas de la lengua. Voloshinov (1992) y Bajtín (1997, 2002) la ubican en un complejo que, unificado con el enunciado, cobra un carácter ideológico y refleja los procesos sociales de producción de sentido; Bourdieau (2001) asegura que la lengua se constituye en un mercado de acceso restringido que sólo autoriza a unos privilegiados en relaciones de dominación sobre otros, y Verón (1983, 1993, 1999), por último, retoma el modelo ternario peirceano y considera necesario disolver las disparidades irremediables concebidas en el sistema de oposiciones saussureano. Tales oposiciones serían producto de un mal entendido: lo real se construye en los discursos.
Notas bibliográficas
Bajtín, M. (1997). Hacia una filosofía del acto ético. De los borradores. Y otros escritos. Barcelona: Anthropos.
Bajtín, M. (2002). Estética de la creación verbal. Buenos Aires: Siglo XXI.
Bourdieau, P. (2001). ¿Qué significa hablar?. Madrid: Akal.
De Saussure, F. (1945). Curso de lingüística general, trad. Amado Alonso. Buenos Aires: Losada.
De Saussure, F. [et al] (2004). Escritos sobre lingüística general. Barcelona: Gedisa.
Verón, E. (1983). Construir el acontecimiento. Buenos Aires: Gedisa.
Verón, E. (1993). La semiosis social: fragmentos de una teoría de la discursividad. Buenos Aires: Gedisa.
Verón, E. (1999). Efectos de agenda. Barcelona: Gedisa.
Voloshinov, V. (1992). El marxismo y la filosofía del lenguaje. Madrid: Alianza.
Escritor: Paulo Damián Aniceto