En tiempos revueltos como vivimos actualmente, la educación no deja de ser un foco de atención muy importante dentro de los debates sociales y políticos de un país. Se está observando un cambio en la educación de nuestros hijos e hijas, y no sólo por los objetivos que nos marca la clase política, sino por la forma de comportarse de los padres y madres con respecto a la formación de sus hijos. Por mi experiencia personal, puedo decir que muchos de los padres deben recibir ayuda en la forma de transmitir valores y experiencia. Hace algunos días, en el comedor escolar donde trabajo, un niño de 12 años, tuvo una reacción desmesurada hacia mi persona por el motivo que le pedí un balón de fútbol con el que estaba jugando dentro del comedor. Su reacción fue la de tirarme el esférico y amenazarme.
Una vez resuelto este problema, no sin esfuerzos, pude hablar con el padre del chico para explicarle lo ocurrido. Me quede sorprendido cuando su respuesta fue decirme que en casa el niño hacía lo mismo cuando se le reñía, y que no se podía hacer nada contra eso. Trasfinalizar nuestra pequeña charla, puse los hechos en conocimiento del director del Colegio, para que tomara las medidas oportunas.
Esto supone un acontecimiento aislado, pero que estoy totalmente seguro que se produce en el 99% de los Colegios de nuestro país. Y es que estamos entrando en un tiempo donde la cultura docente de los padres está careciendo de importancia, ya que pensamos que sólo los maestros y profesores deben ser los encargados de la educación de nuestros pequeños y pequeñas. Y no sólo esto, sino que se piensa que dejando hacer a un niño todo lo que quiere se es mejor padre. Antes de cambiar contenidos y formas de evaluaciones, creo que deberíamos empezar por formar a nuestros padres y madres. Hay que enseñarles que el profesor o docente puede enseñar a su hijo ciertos conocimientos sobre diversas asignaturas, reglas sobre comportamiento y civismo, pero esto debe verse reflejado y seguido en el coloquio con unos de los psicólogos más importantes a nivel nacional, y comentó a los asistentes que un 95% de la educación y de los valores que un niño aprende para el resto de su vida se enseña en casa.
Con esto no quiero decir que la labor docente no sea necesaria, ni muchos menos, es más, debe ser considerada muy importante ya que los tiempos están cambiando y debemos adaptarnos a las necesidades que hoy en día tienen nuestros alumnos. En estos días no sólo debemos ser profesores, sino que debemos ser amigos,alguien que transmita confianza a nuestros alumnos, para que estos puedan desarrollar su trabajo y su educación lo mejor posible. Y esta misma confianza es la que debemos demostrar a los padres, que sepan que pueden confiar en nosotros y que juntos podemos hacer que su hijo sea una gran persona dentro de unos años y que se pueda valer por sí mismo.
Debemos ser un espejo donde nuestros padres se miren y puedan continuar nuestra labor en sus hogares. Todo esto requiere de mucho tiempo y sobre todo mucha paciencia, no todos los padres están dispuestos cambiar, pero trabajando poco a poco se conseguirán resultados, aunque sea de manera mínima. Por eso pienso que en futuras leyes de educación, que tanto dan que hablar, se debe pensar primero en formar también a los padres, y educarlos, porque de sus conocimientos y de sus enseñanzas saldrá el futuro de nuestro país. Un país que por desgracia no va bien, y que en educación, es uno de los más atrasados de Europa.
Todavía no somos conscientes de que la educación y formación es el pilar básico para que el futuro vaya mejor, y no sólo en condiciones de trabajo, sino con respecto a la sociedad y el respeto por nuestros iguales. Los partidos políticos deben invertir en educación y más en educación, porque sólo gracias a ésta podremos salir de esta crisis donde nos encontramos. Padres, docentes y administración debemos trabajar codo con codo para que nuestros hijos puedan labrarse un futuro donde puedan vivir en paz y armonía, y sin tener que sufrir lo que muchos niños están sufriendo hoy en día.
Escritor: Paco rivera