Comenzaré mi sustento narrando una experiencia muy personal de adolescencia, una experiencia que siempre tengo el agrado de recordar y que en esta oportunidad es precisa, para la ocasión de fundamentar ciertos procesos mentales : una tarde soleada de abril, allá por el año 1987 quedé prendada de un desgarbado quinceañero que para mis ojos era el prototipo del hombre perfecto…me “enamoré” pero no de él, sino del entusiasmo que él despertaba en mí (así lo entendí muchos años después), pero y… ¿cómo se relaciona todo esto con la escritura creativa y la potenciación de los procesos cognoscitivos?, paso a explicarlo.
Ese acontecimiento tan importante en mi vida fue el punto de inicio que dio paso a una serie de tres diarios personales de vida, respectivamente en los años 1987,1988 y 1989 (cuadernos que hasta el día de hoy conservo).Son el resultado de tardes enteras procesando mentalmente los acontecimientos, es decir todo lo ocurrido cada día determinado. Mi memoria trabajaba con mucho esmero y al final de cada tarde tenia un archivo completo ordenado y guardado por escrito, dicho sea de paso mi caligrafía era de lo mejor.
La escritura fluía rápidamente con entusiasmo, debido a la motivación de ver día a día al jovencito mencionado líneas arriba, quería perennizar el momento a través del tiempo y recordarlo con detalles, acortar distancias hasta la próxima vez que lo vea (sin redes sociales en esa época que distinta y tranquila era la vida)… qué mejor manera de tenerlo registrado por escrito, leyendo una y otra vez cada hoja por el simple gusto de revivir los recuerdos.
Ahora, con muchos años de experiencia en docencia analizo las páginas redactadas en aquel entonces, me parece increíble como cada hoja señalada con fecha contiene una serie de detalles: la hora en que fue escrita, nombres, lugares, estados de ánimo, etc. estoy segura que en otras circunstancias no habrían surgido, ¿adónde quiero llegar con todo lo descrito? Procesos cognoscitivos muy complejos han tenido que materializarse para que haya un producto literario -si es que cabe la frase- la lectura siempre fue una afición (más que un hábito) que coseché y ese fue un factor enriquecedor invalorable: palabras que forman nuestro vocabulario (procesos léxicos directos e indirectos), la relación que se establece entre las palabras (procesos sintácticos) y algo muy importante la integración de la información en la memoria. Lo que describo sirve de premisa o mejor, de analogía para resaltar estos mismos procesos cognoscitivos que puse en práctica siendo muy joven, con el cuento que con mucha creatividad le “pone color a los besos”.
En el cuento leído “Mamá ¿de qué color son los besos” sería un ejemplo de proceso semántico el párrafo siguiente: ”_ ¿Y de color amarillo, mamá? ¿Existen los besos de color amarillo? Pues claro! Los días en que los besos son cálidos e intensos, su color amarillo brilla cómo el sol”.
Se establece la relación de significancia entre calidez y sensación del color amarillo (se asocia de manera abstracta la ternura de un beso con el color amarillo, y así a lo largo de la narración la mamá busca colorear los besos con distintos matices, según lo que quieren expresar. Literalmente puedo tomar como ejemplos concretos: el amor profundo y sin límites son de un azul suave, los besos que nos consuelan son de un lila oscuro, y el beso de buenas noches es blanco porque está asociado a la paz y la tranquilidad. La creatividad e imaginación se expresa en un alto grado lo que evidenciaría riqueza de imágenes mentales y otros recursos que están listos para ser utilizados ya que están constantemente estimulados con la práctica de la escritura. Pensaba que se podría comparar con los músculos cuando están sin hacer ejercicios se tornan pesados y torpes; en cambio si son ejercitados rendirán y además cumplirán una rutina gratificante.
Escritor: Lic. Elizabeth Victoria Lozada Pedraza
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