En la vida cotidiana la expresión oral y escrita no son elementos aislados sino que forman parte de la totalidad de las actuaciones y experiencias del ser humano. Por ello su práctica, debe ser involucrada con otros aspectos para que el niño no sólo avance en su lenguaje, sino que desarrolle todas las acciones, que impulsan el progreso de sus habilidades, integrando de este modo las demás áreas del conocimiento a partir de la comprensión lectora.
Es de resaltar que la lectura es una actividad en la que intervienen dos aspectos fundamentales: uno de orden físico, la percepción visual y otro de orden mental, con respecto a la comprensión de lo leído, porque ambos son de gran importancia en la manera en que desarrollen eficazmente competencias, facilitando una construcción de significados de acuerdo a lo comprendido e interpretado, estableciendo una interacción tanto entre el texto y el mismo lector y permitiendo una interiorización propicia frente a las diferentes competencias, tomándolas como factores para potenciar procesos cognitivos y de significación.
Desde otro punto de vista, “leer es ante todo comprobar hipótesis por medio de la interpretación, argumentación y proposición que posibilitan una mejor asimilación y manejo de dichas competencias en la construcción de textos y significados, dando así prioridad a la lectura comprensiva, no sólo de textos sino también de la interpretación de gráficas así como lo plantea el pedagogo Jhon Michael.
Con todo esto, la lectura posibilita el uso del lenguaje como elemento de comunicación e interacción, mediante su uso el estudiante se ubica en un lugar dentro de una compleja red de relaciones que lo definen tanto a él como a la sociedad, tal ubicación depende del grado de manejo de la lectura, posteriormente de la competencia comunicativa.
También, al reconocer tal relación, los contenidos se contextualizan de manera que reflejan lo que sucede en la comunicación real, “usualmente para leer no se utilizan las palabras o frases de modo aislado, sino como unidades de discurso más complejas, lo que se busca así es que los estudiantes puedan llegar al manejo de la función metacognitiva para que al leer comprensivamente y hacerlo de modo seguido, tomando el texto como un todo armonioso del que se desprenden diversos elementos y se extraen los conocimientos.
Los padres de familia y los maestros deben procurar entonces, que sus hijos y estudiantes a medida que elaboran la lectura de algún texto, de determinado contenido o del entorno como tal, intenten extraer aspectos para su formación personal y profesional, lo que los capacite para interactuar con los otros. Con esta intención se comprobará una vez más que los textos además de ser una sumatoria de figuras dibujadas en un plano, poseen una connotación que les da el doble carácter que se merecen “formar e informar” para llegar a los anhelados contenidos significativos.
En efecto, la comprensión juega un papel importantísimo en el desarrollo de la lectura como proceso y en la formación integral de los individuos, entendiéndolos como seres pluridimensionales, que se constituyen de varios componentes (afectivo, psíquico, ético, moral, especialmente el individual y social) a los que aporta directamente desde el desarrollo de una buena lectura. En consecuencia, las dimensiones de lo individual y de lo social se enriquecen con el uso de la comunicación, e indudablemente la lectura al ser un proceso netamente comunicativo les aporta demasiado, al promover con esto la necesidad de educar con y desde este acto de interpretar.
Ahora bien, la capacidad de comprender al lenguaje hablado y escrito es fundamental para desarrollar la principal manera de aprender las cosas nuevas; en la medida en que el entrenamiento se puedan mejorar las habilidades de la comprensión, deberá ser posible aumentar la propia capacidad de adquirir conocimientos y el propio desempeño intelectual; reconociéndose así la estrecha relación existente entre lectura y aprendizaje, pues desde el desciframiento comprensivo los conocimientos deben ser unidades significativas que respeten el ritmo de los estudiantes como uno de los factores que inciden bajo el aprovechamiento de la lectura como proceso consecuente y por ello, se debe ejercitar la atención, la concentración, la memoria, agudizar la capacidad de observar, asociar, analizar, deducir y sintetizar, establecer relaciones casuales y explicativas, ampliar el vocabulario, mejorar la ortografía y la capacidad de expresión.
Al afirmar lo anterior, se toma en cuenta que la lectura trae muchos beneficios y posibilidades para el mejoramiento y el crecimiento intelectual de los individuos, entre estos se encuentran:
- Ayuda a elaborar un bagaje teórico que se alimenta de todo cuanto puede aprehender el estudiante mediante el desciframiento de los signos escritos y pictográficos.
- Facilita la adquisición de estrategias y métodos para aprender de manera autónoma.
- La capacidad para seleccionar, jerarquizar y exponer ideas oralmente o por escrito se afianza.
- Se van adquiriendo actitudes adecuadas para tolerar las discrepancias que surgen durante la confrontación del lector con el escritor.
- Se mejora la gramática al desarrollar el acto de escribir posibilitando el entendimiento por parte del lector.
- Las palabras desconocidas obtienen su significado, se aclaran los conceptos difíciles y se enriquece la cultura general de cada individuo.
- Los estudiantes comienzan a plantearse preguntas acerca de todo lo que les rodea y del mismo modo comienzan a buscar respuestas a tales interrogantes.
- Con mayor intensidad se aprende a sintetizar, a resumir y a extraer las ideas principales de los textos.
En consecuencia, de lo anterior la lectura: “tiene por objeto desarrollar en los lectores las habilidades necesarias para comprender el entorno, desempeñando un papel importante en la relación entre todas las áreas del saber, de esta manera, aparecen dos actividades que se potencian con la lectura, primeramente “interpretar”, la que implica comprender más allá del significado literal, encontrando relaciones, haciendo generalizaciones, sacando conclusiones, intentando así captar el propósito del autor, claro está que el lector a medida que va avanzando en su lectura se da cuenta de que los textos poseen más ideas de las que se imagina y para juzgar primero hay que tomar la totalidad del texto.
Autor: Fernando Gutiérrez Quintero