La obra Memoria del fuego del escritor uruguayo Eduardo Galeano explora varios espacios de Latinoamérica para escribir sus micros relatos. Uno de los espacios más presente en la obra es la plaza, lugar que, en la época de la Conquista, se convirtió en un espacio para el castigo de indígenas, negros, mujeres, esclavos y rebeldes. En el presente artículo se abordará este lugar de la trilogía Memoria del fuego, para dar cuenta de los castigos que proporcionaban los españoles a quienes se oponía a su régimen.
La plaza, como lo muestra Galeano en su obra, es el espacio donde se reúne la gente a presenciar los espectáculos de escarmiento contra los rebeldes, uno de esos rebeldes es “Túpac Amaru I” (2009: 169-170) quien en 1572 arrastra los pies rumbo al degolladero y en la plaza mayor del Cuzco crece el alboroto al escuchar al pregonero proclamando a Túpac Amaru como tirano y traidor, esa es la razón por la que los españoles le cortaran la cabeza, ellos no dirán que fue porque Túpac Amaru I resistió en las montañas de Wilcabamba la opresión de los conquistadores del Nuevo Mundo para mantener viva la dinastía de los incas, ellos dirán que este indio traicionó a sus conquistadores, quienes se proclamaron dueños y señores de oro y gente. Otro rebelde castigado en la plaza será “Zumbí” (2009: 311-312), este negro recibe a Antonio Soares como amigo y no como traidor que le clava el puñal varias veces en la espalda para que los soldados puedan llevar la cabeza de Zumbí a Recife en punta de lanza y “se pudra en la plaza” (2009: 312) de la costa brasilera.
Para continuar con la plaza como lugar para el castigo en la obra Memoria del fuego, veamos ahora dos micros relatos del tomo dos de la trilogía, donde las mujeres son protagonistas en las plazas de las diferentes ciudades de Latinoamérica. El primero de ellos es “Micaela” (1984: 73-74). Esta mujer, esposa de Túpac Amaru II, recorrió las comarcas para ganar gente, y en el año de 1781 en la plaza mayor del Cuzco o la plaza de los llantos como la llaman los indios, Micaela Bastidas entra tirada de la cola de un caballo dentro de una bolsa de cuero.
Mientras su hijo Fernando es obligado a ver la ejecución de su madre, la de su padre Túpac Amaru II y la de su hermano Hipólito. Este niño de 9 años morirá en Madrid sin cumplir los 30 años, murió de melancolía, dijo el médico que le atendió la fiebre en su breve vida de cárcel y de destierro. (1984: 107). Para terminar con los micros relatos del tomo dos donde se hace alusión a la plaza, citemos “las libertadoras” (1984:78) aquí se narra la forma en que Bartolina Sisa, esposa de Túpac Catari y Gregoria Apaza, hermana de Túpac Catari, son llevadas a la plaza mayor de la Paz, también conocida como plaza fuerte o plaza de armas, estas dos mujeres son apedreadas por ser reinas de indios, mientras dan la vuelta a la plaza con una corona de espinas en la frente y un asta a modo de cetro, se escuchan las risas de los que acuden a presenciar cómo son ahorcadas estas dos mujeres, llamadas rebeldes porque querían la libertad.
Del tomo tres tomemos solo dos de los relatos en los que la plaza es lugar central. El primero de ellos es “decide el gobierno que la realidad no existe” (1987: 6) y el segundo es “el uso del derecho al voto y sus penosas consecuencias” (1987: 110). En el primer relato la plaza de Quezaltenango es el espacio para que el presidente Manuel Estrada Cabrera diga que el volcán Santa María no está en erupción, que esos son rumores malévolos de los enemigos del orden y por tanto se llevará a cabo la fiesta en honor a la diosa Minerva. En este micro relato no se ve el castigo físico como en los demás, pero sí está la palabra del presidente a la cual nadie se puede oponer aunque la realidad hablé por sí sola.
En el segundo relato, el narrador omnisciente, cuenta que por el pueblo votar para escoger diputados y alcaldes, es castigado, pero los comunistas se alzan a machete limpio, sin embargo los tres días en que ocuparon el poder no fueron suficientes y luego reciben el castigo por parte de los soldados salvadoreños, quienes matan a golpes José Feliciano Ama, jefe indio en la rebelión de Izalco, luego ahorcan su cadáver en la plaza principal obligando a los niños de las escuelas a presenciar el espectáculo, mientras esto sucedía en 1932, el volcán Izalco explota, al igual que el volcán Santa María, en Guatemala pero 30 años después.
En los micros relatos citados, pudimos ver que el espacio principal es la plaza de las diferentes ciudades, el Cuzco, la Paz, Quezaltenango, Izalco etc. Porque en ella se aglutina la gente para ver el espectáculo de las torturas contra quienes se oponen al régimen español o a otros regímenes. La plaza es pues, en este caso, lugar para aprender a ser obediente ante las leyes impuestas y así no pensar, no opinar y no actuar para perder la memoria y la identidad y no lograr la libertad de nuestra América.
REFERENTES
GALEANO, Eduardo. Memoria del fuego. Los nacimientos. Siglo XXI editores. Argentina. 2009. Págs. 344.
___________. Memoria del fuego. Las caras y las máscaras. Siglo XXI editores. Argentina. 1984. Págs. 343.
___________. Memoria del fuego. El siglo del viento. Siglo XXI editores. Argentina. 1987. Págs. 374.
Escritor: Irma Gómez.
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