Había tenido el placer de ver este thriller del joven y reconocido director Christopher Nolan cuando estaba en cartelera. En aquel momento me pareció una película innovadora. Sin embargo para esta ocasión, me permití apreciar y disfrutar de manera pausada y detallada muchas de las tantas bondades audiovisuales que ofrece al espectador esta inteligente cinta de ciencia ficción.
Lo primero que tengo para resaltar es que este filme cumple al pie de la letra el principal objetivo del cine, el de entretener al espectador de principio a fin, generándole diversas emociones. También destaco la riqueza en la composición de la imagen, en la que los planos cortos, la versatilidad de los movimientos de cámara y los cortes directos de planos le imponen un vertiginoso ritmo. De igual manera, debo señalar que los espacios interiores son marcados por una iluminación de tipo dura y los escenarios son fantásticos porque recrean la historia aplicadamente, sin dejar caer el peso narrativo en la fuerza de los efectos de la animación digital, como sucede en otras cintas, además llevan al espectador a lugares donde solo la imaginación lo podría hacer.
Considero que su trama es compleja pero muy digerible, lo que la hace atrayente. Incluso, más allá porque deja abierto a la imaginación el final deseado. Los diálogos son claros, profundos e invitan persistentemente a la reflexión.
La participación del sonido le imprime fuerza narrativa de manera determinante hasta el punto que en muchas escenas la historia descansa sobre éste.
Escritor: William Aguilar Cifuentes