Generalmente el termino alud se emplea para referirse a los deslizamientos de tierra, rocas y lodo que provienen de una montaña y que debido a la erosión natural provocada artificialmente; en algún momento de lluvias torrenciales arrastran arboles y otros detritos causando severos problemas a las personas y cosas que consiguen a su paso.
Cuando se realizan actividades deportivas en las montañas una de las cosas más peligrosas a las que se exponen los excursionistas es encontrarse imbuido en un alud y por eso vamos a indicar a que se refiere concretamente esta enseñanza y es que hay que estar preparado ante la emergencia para tomar las medidas necesarias de control de la situación.
Debemos saber como actuar en caso de alud
Primero que todo debemos identificar a que tipo de alud podemos estar expuestos, ya que dependiendo de la clase de desplazamiento nos podremos encontrar con tres tipos de aludes como pueden ser los siguientes que nombramos a continuación:
Alud de nieve reciente
Se presenta cuando ha caído una buena nevada intensa que no da tiempo a que la nieve se cohesione entre si dando lugar a un polvo de nieve que cuando rompe el equilibrio empieza a deslizarse arrastrando toda la nieve que consigue en el camino causando por lo tanto una especie de reacción en cadena.
La consecuencia inmediata es un gran alud que viaja a velocidades de hasta 100 kilómetros por hora, siendo muy peligroso y casi siempre mortal pues la nieve fácilmente entra por las fosas nasales provocando la asfixia.
Alud de placa:
Son los mas comunes y se caracterizan por el deslizamiento de una de las capas del manto de nieve sobre otra capa de nieve mas antigua; son muy peligrosos porque aunque parezca que el terreno se presenta estable, cuando los montañistas pasan por encima la placa se siente sobrecargada y se rompe dando lugar a que se forma un alud de placa.
Alud de fusión
Son los que se presentan con mayor frecuencia en la época primaveral cuando el sol comienza a calentar y el manto superior se empieza a fundir, dando lugar a que el agua se cuele entre los intersticios inferiores de las capas y las inunda volviéndolos muy inestables.
Estos aludes no alcanzan grandes velocidades pero su poder destructivo es demoledor debido a la cantidad y a la densidad de la nieve que impacta; siendo por lo tanto los politraumatismos el mayor peligro y el gran problema de este tipo de fenómeno.