Vamos saliendo de la Expocan en World Trade Center México. Mi tía Liliana nos invitó a mi mamá y a mí a esta exposición porque comparte con nosotros nuestro cariño por los mejores amigos del hombre (y también de la mujer y las niñas). Yo tengo 9 años y tengo una perrita llamada Wanda, una Schnauzer de 5 años. Mi mamá dice que es su hija “adoptiva”, o sea que es como si fuera mi hermanita. Cuando llegamos al estacionamiento para irnos vi a un par de Poodles que iban con su dueña y que parecían felices de irse. Yo creo que estaban tan cansadas como yo. ¡Eran hermosas! Parecían bolitas de algodón blanco que corrían a toda prisa hacia la puerta de salida. Seguro que para ellas fue toda una aventura ir a ese lugar. Y para mí también.
¿Qué clase de escaleras son estas lo hará subir a la planta alta sin correr ningún peligro? Yo lo hubiera cargado, pero soy muy pequeña para eso. Me fijé que su dueño y era alto y fuerte; él sí lo hubiera podido cargar. Mi mami y mi tía lo miraron de reojo ¿A poco creen que no me di cuenta?Bueno, no se imaginan mi emoción al entrar a aquel lugar, había muchísimos perritos de todas las razas y tamaños. Yo no sé el nombre de todas las razas pero mi tía Liliana me iba diciendo cómo se llamaban cada uno de ellos. Alrededor del lugar había lugares con marcas de comida para perros, suéteres, camitas, bolsas para Chihuahueños y collares de todos los colores. Para que yo conociera las diferentes razas mi mamá me compró unas calcomanías con sus nombres. Las pegué en mis cuadernos de la escuela: un San Bernardo para mi cuaderno de español, un Gran Danés para el de matemáticas, un Fox Terrier para el de inglés y un elegante Afgano para mi block de dibujo.
Espejito, espejito ¿quién es el perro más bonito? En medio de la pista había un concurso de belleza. Los dueños pasaban corriendo con sus perros delante de los jueces y ellos iban eligiendo a los ganadores. Era increíble ver cómo sus dueños les acomodaban la pata derecha de atrás para posar frente a los jueces. Increíble, pero los perritos no se movían, parecía que estaban jugando “congelados”. Los dueños iban muy elegantes con traje y una banda en el brazo. Les dieron unos premios color blanco, amarillo y al primer lugar, uno azul. Un gran Pastor Alemán, después de la competencia empezó a brincarle encima a su dueño. Yo creo que sabía que había ganado y estaba emocionado.
Dimos otra vuelta por el lugar y vimos que había peluqueros de perros que los arreglaban antes de entrar a la competencia. Me sorprendí mucho cuando vi que a un perrito que tenía el pelo largo y lo estaban peinando con un peine y… ¡una plancha como la que usa mi mamá para alaciarse el cabello! Y él, feliz, no se movía para nada, como presumiendo de su belleza perruna. Ayúdales a ayudar
También vimos lugares en donde rescatan perritos perdidos o abandonados y le dan cariño y medicinas para curarlos. Nos contaron que si comprábamos algunas galletas en forma de hueso, ese dinero lo usarían para rescatar más perritos. Yo quiero hacer eso cuando sea grande, hay muchos perritos abandonados que necesitan cuidados y mucho amor.
¡Que amigos tan listos! que ayudan a atrapar ladrones y a rescatar personas. Esos perros son muy listos y aprenden muy rápido. También vimos unos otros que ayudan en las terapias de niños que tienen problemas para comunicarse. En otra pista vimos un concurso de obediencia. ¡Qué bueno que mi hermano Luis, que tiene quince años, no concursa porque hubiéramos perdido desde el principio! .
Mi tía Liliana me explicó que había personas que se dedicaban a criar perros, o sea que los cruzaban para que tengan perritos, los cuidan y los venden. Tienen que escoger bien a las parejas de perros para que sean de razas puras o sea que no sean mezclas de otras razas para que los hijitos salgan muy lindos. Había muchos criadores de Bulldogs, de Chihuahueños y de Pugs.
Mi mamá compró una placa para Wanda con nuestro teléfono grabado en la parte de atrás por si alguna vez se pierde. Ya era hora de irnos a casa, pero antes compramos unas carnazas. Le pregunté a mi mamá que si había sabores como “hueso fresco, hueso abandonado y hueso viejo desenterrado como en el cuento del los 101 dálmatas”. Mi mamá me dijo que no y nos tuvimos que conformar con carnazas sabor a carne y pollo. Bueno, te recomiendo que si te gustan mucho los perros no te pierdas la siguiente Expo Can. Eso sí, prepárate para recibir muchas demostraciones de cariño, o sea lengüetazos de los mejores amigos que los hombres, las mujeres, las niñas y las tías puedan tener. ¡Hasta la próxima¡.
Escritor: MARIA DE LA LUZ BUSTAMANTE SOTOMAYOR