Después de muchos años de hegemonía de las tendencias conductistas del aprendizaje, fundamentadas en el cambio de conducta observable, y explicadas por los procesos asociativos, van empezaron a surgir diferentes voces que remarcaban que los cambios conductuales no reflejaban los cambios en el conocimiento del sujeto. Fueron los primeros pasos de la psicología cognitiva.
Uno de los textos iniciales de la psicología cognitiva fue el de Miller, Galanter y Pribram (1960), en él quedó establecido el concepto de feedback como explicativo del comportamiento humano. Este concepto posibilitaba incluir las relaciones entre la conducta, su planificación y los sus resultados. El siguiente paso fue el uso de la metáfora del ordenador (Sierra y Carretero, 2000) en comparación la mente humana: El ser humano debe ser un individuo capaz de recoger información del medio, procesarla y tomar decisiones basándose en algún tipo de proceso. Según la misma fuente, ningún en los años 60 no había demasiado conocimiento de los procesos mentales humanos, por eso se comenzó a estudiar con fuerza la atención, el lenguaje, el razonamiento y sobre todo la memoria.
La idea de la existencia de un almacén múltiple de memoria en nuestra mente fue la base de esta teoría. Según decían los cognitivistas, la información se adquiría en diferentes fases y permanecía durante cierto tiempo en cada uno de los posibles almacenes de memoria: la memoria sensorial con una duración aproximada de medio segundo es la responsable de la primera impresión de la información. Podemos distinguir la memoria icónica relacionada con la información visual y la memoria ecoica, relacionada con la información auditiva. La memoria a corto plazo con una limitación espacial de 7 elementos (+ / – 2) y una duración temporal de 20 a 30 segundos. La memoria a largo plazo es el último almacén, el cual se caracteriza por no tener límites ni de tiempo ni de capacidad. Dentro de este almacén podemos distinguir información que somos capaces de recuperar instantáneamente e información que requiere algún proceso de investigación para ser recuperada. Probablemente, las estrategias con las que hemos adquirido el conocimiento son la respuesta a la existencia de estos dos tipos de información.
Una de las críticas que ha hecho a esta teoría es que no se puede desligar, dentro de la actividad ordinaria de los individuos, el funcionamiento interactivo de las memorias a corto ya largo plazo. Las investigaciones posteriores demuestran que el conocimiento almacenado en la memoria a largo plazo puede tener un alto grado de organización en la que tienen un papel esencial los esquemas o representaciones mentales.
La psicología cognitiva , identifica que el conocimiento guardado en la memoria a largo plazo está organizado en un conjunto de esquemas , cada uno de los cuales representa el conocimiento genérico que hemos adquirido a través de nuestra experiencia con objetos , situaciones , secuencias de situaciones , acciones , secuencias de acciones , conceptos , etc. . Los esquemas guían una serie de procesos constructivos que permiten representar y adquirir nuevos conocimientos que provienen de la realidad.
Según Rumelhart y colaboradores (1981, 1983), el concepto de esquema quedaría delimitado por los siguientes parámetros:
– Los esquemas se definen como estructuras y procesos mentales inconscientes subyacentes a los aspectos molares del conocimiento y de las destrezas humanas. Se caracterizan por tener huecos con valores fijos u opcionales, que permiten recibir asignaciones complementarias de información.
– Los esquemas se definen por su modularidad, ya que se considera que diferentes dominios cognitivos están representados por esquemas con diferentes características. Los esquemas de cada módulo están divididos en sub esquemas.
– Los esquemas pueden representar el conocimiento a todos los niveles de abstracción.
– En los esquemas está representado el contenido semántico y el conocimiento episódico, procedente de experiencias individuales y concretas
– Los esquemas participan activamente en la selección y codificación de la información recibida, pero a la vez, los componentes de dicha información favorecen la activación y si conviene modificación de los esquemas que sean relevantes para su procesamiento.
Muchas veces, hablando de los esquemas puede ser difícil diferenciar los procesos correspondientes a la memoria y los correspondientes al aprendizaje. Se podrían definir los esquemas de aprendizaje aquellos que son susceptibles de modificarse, ya que la psicología cognitiva entiende el aprendizaje como el resultado de las modificaciones provocadas en las representaciones de la memoria para la adquisición de nuevos contenidos, y también para la activación y aplicación del conocimiento existente. La función general de los esquemas en los procesos de memoria tiene lugar tanto a los procesos de codificación como los de recuperación.
La codificación de la información que dirigen los esquemas se rige por cuatro procesos básicos:
Selección: La selección de información del medio se realiza bajo tres condiciones necesarias:
1. La existencia de un esquema relevante en la memoria, es decir de un conocimiento previo.
2. Activación de los esquemas relevantes, no basta con la existencia de un conocimiento previo, hay que pueda ser recuperado.
3. Relevancia de la nueva información para el esquema activado. Esta relevancia se determina a partir de los criterios de consistencia de la información y de tipicidad según el cual no se almacenan los contenidos que se puedan generar a partir los que ya están presentes, sino que se almacenan los atípicos.
Abstracción: Este proceso permite extraer los aspectos significativos de la información y eliminar los aspectos superficiales. A este proceso se le considera responsable del recordatorio incompleto de muchos contenidos y de su distorsión.
Interpretación: Se puede definir como las inferencias que hace el esquema sobre la información seleccionada, por lo tanto tiene una influencia decisiva en la comprensión. Podemos distinguir dos categorías de interpretaciones:
1. Inferencias pragmáticas: El esquema activado interpreta los contenidos, no como son en realidad, sino de acuerdo con una idea subyacente.
2. Inferencias realizadas para favorecer la comprensión. Se llevan a cabo cuando hay concretar una información genérica, cuando hay que completar detalles omitidos o cuando hay simplificar una información compleja.
Integración – Estos procesos están relacionados con la adquisición de nuevos contenidos y tienen lugar en dos momentos: cuando se forma un nuevo esquema y cuando se modifica un esquema ya existente. La recuperación de la información (recuerdo o reconocimiento) sirve para activar los esquemas encargados de dirigir el proceso de reconstrucción. La hipótesis de la recuperación mediante esquemas sostiene que estos esquemas intervienen en la búsqueda en la memoria de la información episódica relacionada con el conocimiento representado por ellos. Según esto, los conocimientos que tienen más probabilidades de aparecer en una tarea de recuerdo libre son los relacionados con los esquemas utilizados por el sujeto durante la recuperación.
El aprendizaje por medio de esquemas se puede hacer de diferentes formas:
1. Por agregación: Se produce cuando no es necesario modificar los esquemas para codificar nueva información. Es un aprendizaje frecuente y superficial.
2. Por reestructuración: Cuando la adquisición de nuevos conocimientos requiere la reorganización los esquemas existentes. Se puede hacer a través de dos mecanismos: o Por inducción en aplicar reglas de inferencia (Aprendizajes asociacionistas) o Para generación de patrones cuando se crean nuevos esquemas de conocimiento en base los antiguos (aprendizajes por analogías)
3. Por ajuste: Se produce por cambio de valores en las partes variables de los esquemas (aprendizaje de destrezas).
Una vez analizadas las principales características de la teoría del PI volvemos a sus relaciones con la CCEA. Según César Coll (1997) se pueden considerar dos aportaciones de la teoría del PI en la CCEA, ambas relacionadas con la naturaleza simbólica y representacional de la mente humana:
1. Forma de organización de las representaciones en la memoria: el constructo de esquema que propone la teoría del PI responde a la necesidad de considerar los contenidos del aprendizaje como conjuntos organizados de conocimiento. A partir de aquí, el nivel de competencia cognitiva de los alumnos ya no depende del nivel de desarrollo operatorio, sino que remite al conjunto de esquemas de conocimiento de que dispone.
2. Naturaleza de los conocimientos que forman las representaciones. Aunque estos conocimientos son relativos a dominios específicos sería un error pensar que no tenemos estrategias cognitivas de alto nivel que tienen un alto interés en la educación escolar. Estas estrategias de naturaleza meta cognitiva, son las responsables de la regulación del sistema cognitivo, se desarrollan con la edad, se aprenden mediante la experiencia y pueden ser objeto de enseñanza escolar. Precisamente en la enseñanza de estas estrategias es donde se encuentra la polémica de la transferencia del aprendizaje. De momento la evidencia nos permite decantarnos claramente hacia la inclusión de las estrategias de alto nivel dentro de los contenidos curriculares.
Globalmente, las dos aportaciones, permiten reinterpretar y resignificar la relación entre competencia cognitiva y capacidad de aprendizaje que había establecido la teoría genética y superar las limitaciones con que tropezaba esta relación en explicado el aprendizaje de contenidos escolares.